The Black Iris es un juego de terror triposo y alucinante que se me metió en la piel
En algún lugar de la Escocia rural de los años 80, una instalación de investigación secreta se ve abrumada por un horror cósmico e incognoscible llamado Iris Negro. Algunos de los científicos comienzan a adorar a esta poderosa entidad y establecen una extraña religión en torno a ella, lo que lleva a que la instalación sea abandonada misteriosamente. Esta es la brillante y espeluznante premisa de The Black Iris, un alucinante juego de terror del desarrollador independiente Jamie Ferguson.
Lo primero que te impacta es ese estilo artístico de sueño febril. Los vivos colores fluorescentes, los efectos visuales abstractos de baja resolución y la sensación de aislamiento y claustrofobia se combinan para crear algo especialmente inquietante. A medida que exploras las inquietantes instalaciones sin vida, encuentras pistas que pintan una imagen retorcida de la naturaleza del Iris Negro y del destino de los científicos.
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Juegas como un ingeniero enviado a la instalación para desmantelarla. En la instalación, recoges notas y cintas de vídeo que completan pequeñas partes de una historia intencionadamente fragmentada y confusa. No hay combate y sólo hay puzzles muy ligeros; se trata más bien de exploración y atmósfera. Pero gracias a la banda sonora, a los llamativos efectos visuales psicodélicos y a la sensación de miedo que se percibe, el juego consigue ser aterrador y tranquilamente desconcertante sin ninguna amenaza.
Hay muchos toques ingeniosos, como el cambio ocasional a cámaras fijas al estilo de Resident Evil, las secuencias oníricas surrealistas y distorsionadas, y los vídeos borrosos que utilizan material de archivo científico antiguo con un efecto espeluznante. The Black Iris hace las cosas raras muy bien, y está claro que el desarrollador tiene un buen ojo para este estilo particular de horror sutil y desgarrador. Se me metió en la piel mientras lo jugaba.
También tengo que mencionar el uso de la tipografía del juego, que es impresionante. Las austeras y elegantes tarjetas de título (de las que comparto algunos ejemplos a continuación) me recuerdan a algo que se vería en una película de terror de los años 70, y establecen el extraño ambiente de otro mundo del juego de forma magnífica. Aparte de todo lo demás, The Black Iris es muy agradable de ver.
Puedes jugar a The Black Iris ahora mismo, de forma gratuita o a tu propio precio. Si decides dar algo de dinero al desarrollador, todos los beneficios (menos el 10% de Itch) se destinarán a una organización benéfica escocesa, la West Dunbartonshire Community Foodshare, lo cual es un gran detalle por su parte.
