The Hives arrollan a Kasabian en el Dcode

EL CALOR FUE EL OTRO GRAN PROTAGONISTA


 

La jornada del sábado del festival Dcode fue una lucha de gigantes con dos protagonistas: los suecos The Hives y los ingleses Kasabian. Si bien musicalmente no tienen demasiados puntos en común -hedonistas, contagiosos y deliberadamente simplistas los primeros; rockeros, experimentales y pseudo revolucionarios los segundos- fueron los dos grupos que atrajeron al mayor grueso de audiencia y la mayor expectación.

Los españoles The Bright, Polock y Mucho fueron los encargados de calentar el ambiente –o más bien recalentar, ya que las temperaturas en el recinto de la Complutense llegaron a alcanzar los 40º–, pero el primer gran concierto de la tarde vino de la mano de Havalina. Los madrileños, considerados por algunos la salvación del rock patrio, ofrecieron un show electrizante y redondo, con un repertorio sacado casi íntegramente de su último álbum, Las hojas secas (2010), a excepción de clásicos como Imperfecciones y, por supuesto, la sexy Incursiones, que fue la guinda perfecta para el concierto.



Todavía con el sol dando guerra, los Blood Red Shoes demostraron por qué estuvieron tan de moda hace un par de años con canciones como It's getting boring by the sea o You bring me down. La otra apuesta post punk del festival fueron los londinenses The Vaccines. Estos chicos, recién llegados a escena y con sólo un LP en el mercado, What did you expect from The Vaccines? (2010), están pisando fuerte, y sus éxitos If you wanna o Post break up sex, con guitarras distorsionadas y ritmos sencillos, fueron los que más empatizaron con el público.

Cuando los The Hives, ataviados todos con smoking, aparecieron en el escenario principal, se desató la locura. Conocedores de sus puntos fuertes –su carisma, sus ritmos hiperactivos (como ellos) y estribillos pegadizos–, dieron un espectáculo vibrante y divertido. Pelle Almqvist, que se autodenominó varias veces, en un español cuando menos curioso, “un muy buieno cantiante”, se empeñó en que todo el mundo participara. El cantante de los Hives incluso se dirigió en una ocasión a los que esperaban en primera fila a The Ting Tings: “¡Venid aquí, yo cuidaré de vosotros!”. El culmen vino con la archiconocida Tick Tick Boom: el público “levitó” al unísono con los primeros acordes.

Los Ting Tings no se salieron de su tónica: música bailable y sin grandes pretensiones. El show se antojó a ratos aburrido (aunque, a su favor, The Hives habían dejado el listón demasiado alto) aunque sí que despuntaron con un remix de Hands y animaron con las discotequeras That’s not my name o Great DJ.





La gran decepción de la noche llegó con Kasabian. Con una discografía casi impecable, una legión de fans y con directos espectaculares a sus espaldas, ofrecieron un show vacío, aburrido y totalmente desconectado del público. El frontman Tom Meighan lo mismo insultaba a la audiencia que desaparecía del escenario. Incluso adoptó la pose Gallagher, –manos cruzadas detrás de la espalda e interacción cero– en más de una ocasión. El guitarrista Serge Pizzorno, más allá de pronunciar un par de frases ininteligibles, se mostró más tieso que un palo.

Éxitos mundiales como Club Foot o Vlad the Impaler no acabaron de convencer, y las dos versiones recurrentes en sus shows (el Misirlou de Pulp fiction y I feel love de Donna Summer) tampoco sirvieron para levantar los ánimos. El adelanto de su nuevo LP, Velociraptor!, sonó simplón, con una letra muy lejana a Empire (“Velociraptor, te va a encontrar, te va a comer”), por lo que confiemos en que se guarden lo mejor para el final.

Maja Ivarsson, la líder de The Sounds, no decepcionó: se presentó en bragas, escupiendo en el escenario y dando guerra. Después de los estáticos Kasabian, la audiencia agradeció las bailables Tony the Beat o Painted by numbers y la efusividad de Ivarsson en el escenario. Y, finalmente, los Crystal Castles, a pesar de su potencial y de su precedente en La Riviera, no consiguieron meter a la audiencia en un ambiente de fiesta. El show no tuvo ritmo, Alice Glass destacó más por sus movimientos que por su voz, y canciones que en una discoteca hacen enloquecer a todos como Celestica o Baptism sonaron descafeinados.

Os dejamos con uno de los mejores momentos del festival: el líder de los Hives hizo que toda la audiencia se sentara durante la canción Tick Tick Boom:

http://youtu.be/jZO5v-9lLFA

 

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