Karl, de Sniper Elite 5, sigue narrando hasta la muerte en Axis Invasion

Como dijo el Casco Oscuro de Spaceballs, "el mal siempre triunfará, porque el bien es tonto", pero no esperaba que Sniper Elite 5 fuera el juego que lo demostrara.

No, no hay un giro de The Man in the High Castle en el que las fuerzas del Eje ganan la Segunda Guerra Mundial, aunque Rebellion va a tener que estrujarse el cerebro para idear otro plan nazi de última hora. Pero después de haber experimentado a Karl Fairburne hablando a sí mismo en una tumba temprana, realmente tengo que preguntar lo que están enseñando en la escuela de francotiradores.

Si no has abordado el modo Invasión del Eje de Sniper Elite 5, o no te han invadido la campaña para un jugador, te preguntarás de qué demonios estoy hablando. Yo, desde luego, me lo tomé dos veces cuando, al escabullirme como francotirador del Eje, oí los familiares tonos americanos de Karl.

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Por un momento, pensé que el jugador invadido estaba tratando de atraerme a mi perdición. Era muy consciente de que, con la disposición del castillo, había muchas maneras de que me atrapara. El miedo se apoderó de mí: ¿había cometido un error al aventurarme dentro? ¿Debería haber acechado en el patio y disparar cuando Fairburne, también controlado por un jugador humano, se acercara?

Segundos después, ese miedo fue sustituido por una combinación de alegría y desconcierto. Quedó claro que la conversación no iba dirigida a mí: el personaje del jugador invadido hablaba de saquear documentos de la oficina de un funcionario alemán, o algo parecido. Al menos así era, hasta que me colé dentro y acribillé su cuerpo con fuego de ametralladora.

Acepté alegremente mi victoria, asumiendo que me había topado con un fallo aleatorio, pero muchas partidas y bastantes Karls muertos después, la verdad era innegable: Karl Fairburne es un imbécil tan estruendoso que, en pleno territorio ocupado por los nazis, narra sus propias acciones.

Esto no es un gran problema si has desactivado las invasiones de los jugadores en Sniper Elite 5; Karl no es ni mucho menos el único personaje de videojuego que habla consigo mismo, aunque no tenga mucho sentido en el universo. Karl puede estar hablando de los secretos de la Operación Kraken, pero los NPCs le ignorarán alegremente. Pero cuando hay un oponente humano que puede seguirle la pista por su voz, esto se vuelve un poco problemático.

Más concretamente, es un problema para el jugador aliado. A pesar de mis reservas éticas iniciales, he pasado mucho tiempo jugando a Axis Invasion en Sniper Elite 5, presentando a otros jugadores la punta de cualquier arma que esté empuñando, cruzando los dedos para conseguir una muerte a cámara lenta. Así que oír a Karl hablar de destruir una lámpara de araña es música para mis oídos. No es una garantía de éxito, pero da una ventaja que agradezco alegremente.

Pero como Karl, no tienes ninguna forma real de hacerle callar a menos que evites abordar los objetivos. Cuando he sido invadido en la campaña como jugador aliado, he descubierto que la opción más segura es dejarlo todo y empezar a intentar encontrar al jugador del Eje. Entonces, suponiendo que no me ventilen la cabeza, puedo seguir con mi misión.

El hecho de que Karl hable consigo mismo sirve para la narrativa y la jugabilidad, repartiendo la trama y apuntando al jugador aliado en la dirección correcta. Que eso se filtre en Axis Invasion puede ser una decisión deliberada por parte de Rebellion, destinada a empujar al jugador hacia la táctica del gato y el ratón en lugar de completar sus objetivos y salir de allí.

Pero es una forma tan extraña e ilógica de lograrlo. Estoy seguro de que hay gente que no ha sido nunca el invasor y que, por tanto, ignora por completo que Karl carece de un monólogo externo. En cambio, se rascan la cabeza continuamente, refunfuñando que el jugador del Eje debe estar haciendo trampas para encontrarlos tan fácilmente.

Y, si soy sincero, a veces me parece que estoy haciendo trampas. Una parte de mí quiere colarse en la habitación y ponerle un trozo de cinta adhesiva en la boca a Karl o entregarle un folleto sobre la voz "interna frente a la externa". Ciertamente, esto plantea algunas preguntas sobre su conducta en la vida civil. ¿Le echan de las casas de la gente por dictar en voz alta sus actividades de aseo? Probablemente.

¿Y voy a seguir utilizando la falta de voz interior de Karl para decorar un castillo francés con su materia cerebral meticulosamente modelada? Por supuesto, al fin y al cabo soy el malo de la película.