Crítica express de 'Moneyball. Rompiendo las reglas'

DE BENNETT MILLER


Lo primero que merece una película como 'Moneyball' es que hagamos examen de conciencia de la situación. Si nos ponemos medianamente intensos, seremos conscientes de que nos encontramos ante un claro ejemplo de lo que supone el dominio hollywoodiense en la industria cinematográfica. Aquí estamos nosotros hablando de una película basada en un deporte que, ni entendemos ni nos importa.

Pero, dicho esto, también es justo decir que 'Moneyball' aporta algo más que una película sobre baseball. Consigue ser una película entretenida pese a tener más de dos horas de metraje y pese al absoluto desconocimiento de lo que implica este deporte. Eso sí, embasarse es la palabra que más se repite en todo el film.

Casi todo el peso de la película está sobre los hombros de un Brad Pitt que, definitivamente, ha decidido dejar de ser el guapo de la pantalla. Ya lo dijimos, Brad Pitt sacó la barbilla sureña en 'Malditos Bastardos' y desee entonces ha decidido dejársela puesta. Y para colmo, en 'Moneyball' fomenta el concepto escupidera que al parecer es muy común en el mundillo.

Pero el trabajo de Pitt quedaría en nada sin el "antagonismo" de Philip Seymour Hoffman y de Jonah Hill. Seymour Hoffman interpreta a un mediocre entrenador en lucha continua con los métodos del mánager: Pitt. Philip Seymour Hoffman nunca había dado tanta pena en pantalla (entendámonos, el personaje, no el actor).

Pero Jonah Hill es el auténtico as de la película. Juntos Pitt y Hill forman una pareja estupenda en pantalla y protagonizan algunas de las mejores secuencias de esta película. Y precisamente estas secuencias son las que hacen de 'Moneyball' una película entretenida, que cuenta una historia con sencillez y sin mayores pretensiones.

Del apellido 'Rompiendo las reglas' preferimos no hacer declaraciones.

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