Crítica de 'Los Vengadores 2: La Era de Ultron'
Dejando a un lado la visceralidad que en un alto porcentaje de ocasiones nos gusta mucho de esgrimir en Cultture y con menos tiempo que Kurt Russell en 1997, voy a intentar ser bastante conciso y dar mi opinión sintetizada de la peli en una serie de puntos clave.
Como preámbulo, tengo la sensación de que el resultado final ha salido demasiado digno para el cúmulo de errores que lleva detrás. Tanto los visibles en pantalla como los que se adivinan en su producción y las discrepancias surgidas y traducidas en más errores o sinsentidos, porque, al menos, su ligereza la hace avanzar de manera fluida y sin aburrir al espectador.
Imagen definitiva de Ultron en 'Los Vengadores 2: La Era de Ultron'
El origen de Ultron y la Visión en 'Los Vengadores 2: La Era de Ultron' revelados
¿Y cuáles son todos esos fallos que sostienen la película como si habláramos del dios espagueti?
1. Pues eso, los sinsentidos.
La película deja un regusto a batiburrillo insulso, a menú de Taco Bell que no acaba de funcionar. Demasiado elemento insulso, demasiada intencionalidad forzada nadando a contracorriente de la propia historia.
Uno acepta que Marvel juega al shared universe. Pero estas superproducciones nunca deben entenderse como capítulos de una serie sino como eventos en sí mismos. O, si no, nos vemos en esto, en un guiso de subargumentos que de por sí no se sostienen y menos al resultado final.
Podríamos tachar Wakanda de la historia.
Podríamos tachar las visiones de Thor de la historia (ojalá y las hubiesen tachado).
Podríamos tachar a Nick Fury de la historia.
Podríamos tachar a la familia de Barton de la historia.
Podríamos (OJO) tachar a los hermanitos Maximoff de la historia.
En un constructo narrativo que, supuestamente, trata del legado de los superhumanos sobre su entorno y los daños colaterales que provoca su mera existencia (de eso ha ido e irá siempre el concepto de Ultron), todo lo demás es irrelevante.
Pero es que no solo no aporta, es que ensucia y distrae de tal forma que acaba la película sin que conozcamos las consecuencias directas de lo que, sí o sí, ha liado Tony Stark y como se asume eso por parte de los protagonistas.
Y algunos de estos recursos evidentemente pueden ser presentados a la hora de ayudar a la historia o como excusa para presentar nuevos elementos trascendentes.
Pero... ¿Para qué ir a Wakanda y perder tiempo con Ulysses Klaw si no vamos a ver a Pantera Negra?
¿Por qué muere Mercurio frente a Ojo de Halcón si lo único que han hecho es cruzarse dos bromas desde que se conocen?
¿Qué explicación tiene potenciar el lado humano de Clint Barton si ello no tiene relevancia en la dinámica del grupo o en la resolución del conflicto final?
2. Los personajes.
Marcan los cánones que una segunda parte de una trilogía debe servir para desarrollar los personajes y las interacciones entre ellos, a la vez que profundizas y humanizas la trama principal.
Whedon intenta hacer algo así, los primeros minutos.
Individualmente, el resultado es bastante preocupante.
Mientras que con pequeños trazos las esencias de Thor y el Capi no solo se hacían presentes en la primera entrega, sino que avanzaban respecto a lo que de ellos habíamos visto, aquí apenas pasean y sueltan alguna broma que otra.
Tony Stark mola, no evoluciona y flota sobre la historia, pero mola.Claro que Robert Downey es capaz de darle cuerpo a un capítulo de Agents of Shield por sí solo.
Hulk y la Viuda lo intentan, pero... creo que ni voy a entrar ahí, la que se ha montado con esta relación habla por sí solo. Y no creo que haya machismo, xenofobia u homofobia, creo que, sobre todo, hay torpeza. Torpeza de escribir a personajes como subproductos televisivos. Y, amigo, Whedon, esto son ligas mayores y aquí la lupa es mayor.
El Clint Barton fílmico no es Ojo de Halcón. No es que esté retocado o cambiado para su adaptación. Es que es una persona totalmente diferente. Un personaje apocado cuyo principal don en la batalla es lesionarse. Una suerte de funcionario de la heroicidad, tan aburrido para el espectador como intrascendente en general.
Los gemelos Maximoff. Pues como en los comics, si su presencia ausente de carisma contribuye a que no veamos a personajes de mayor potencial, pues, lo siento, me sobran. La Brujita solo parece estar aquí para forzar su romance con la Visión. Lo sabemos todos y ya nos aburre desde antes de que pase, porque ella, al igual que su hermano nos importa un carajo.
La Visión. Un personaje que no sufre y no tiene defectos no le importa a nadie, Whedon. Que escribiendo sobre comics Marvel no te hayas dado cuenta es para correrte a gorrazos. Quizás sea yo, pero la interpretación de Bettany me lo hace especialmente repelente. Lo que viene a ser un mimo, vamos.
Ultron. Y aquí llegamos al punto más flojo de la peli y al personaje peor escrito. Sin una motivación clara, traicionándose a sí mismo y a su condición de androide, con un dramatismo teatral tan manido como impropio. ¿Cómo es posible que cuanto más vaya saliendo en pantalla menos imponga tanto física como emocionalmente? ¿A quién se le ha ocurrido que un personaje basado en la rabia y la deshumanización acabe siendo un villano de opereta que imponga menos respeto que los padres de Jar Jar Binks?
Máquina de Guerra y el Halcón. Perdonadme, pero este caso me indigna. Los primeros personajes negros que se unen a Los Vengadores son dos ayudantes al servicio de dos blancos, uno ario y otro millonario. No me indigna porque piense que sea racista, me indigna por la falta de miras que conlleva. ¿De verdad que nadie vio las críticas venir? ¿EN SERIO?
Pantera Negra. No sale. Con eso ya está casi todo dicho. Viajas a Wakanda. Y tienes a un Vengador clásico, MUY carismático, MUY visual y MUY NEGRO. Un monarca felino que es potencialmente el Lobezno de Los Vengadores. Tenías la solución a tus problemas al alcance de la mano. Hasta la penúltima serie de animación para críos había sabido verlo. Maldigo tu estupidez por éste y el caso anterior, Kevin Feige.
Es jodísimo encontrar un solo momento de 'Wow! Es Thor (o póngase aquí el nombre que se considere oportuno)'. Y eso, en una película de Los Héroes más grandes de la Tierra, es escupirle a la cara al sentido común.
3. Las discrepancias y el gran MEH!
Si un grupo de productores no creen en los Maximoff, la Visión o la familia Barton, que no los metan. Y si Whedon no quiere meter las visiones de Thor, que se imponga. Pero si se opta por hacer un tira y afloja el que pierde siempre es el mismo, el espectador.
A partir del minuto 45 un Whedon incómodo y desmotivado no encuentra chispa en sus diálogos, sus incorporaciones al UCM parecen no convencerle ni a él mismo.
Y todo viene a suceder de manera caprichosa, sin aportar valor a la historia y porque sí y sin que te interese demasiado, como una especia de excusa de dos horas y pico que quería construir un puente hacia futuras producciones y acaba construyendo un paseo marítimo prefabricado y sin gracia.
Finalmente, el importante factor MEH!
Venimos de la explosión de locura de Los Guardians de la Galaxia, en la anterior entrega de Los Vengadores se han unido varios protagonistas de hasta 4 producciones diferentes por primera vez en la historia del cine y ahora... ¿ni siquiera eres capaz de hacerme saltar en la butaca llevándome un paso más adelante?
En la era del hype, ¿no merecemos ver a Spider-man, Pantera Negra, Strange, el Hombre Hormiga o la Capitana Marvel (uséase, personajes que sí que sabemos que serán relevantes y carismáticos) ni en los últimos minutos?
¿Queremos aplicar racanería a una majestuosa producción superheroica? Pues nada, Whedon, Feige y compañía, luego no nos lloréis si salimos del cine con un gigantesco MEH! grabado en la frente.
Un MEH! con el que hay que tener cuidadín, que estas cosas se contagian muy rápido a entregas posteriores.
Como conclusión final, digamos que la película sea un 5.5 sobre 10. Con un defecto muy indignante que la hace antipática, ser tan obtusa de haber acabado cometiendo unos errores que muchos anunciamos apenas supimos los primeros detalles del rodaje.
Y, al menos yo, suponía más inteligencia a tanto cerebro pensante tras el proyecto.
