Avatar: Los 8 amigos más cercanos de Zuko, clasificados

Al principio de Avatar: El último maestro del aire, Zuko no le parecía a nadie amistoso. Era sobre todo un cabezota y un maleducado, siempre obsesionado con la caza y la captura del Avatar. Zuko empezó a relajarse a medida que avanzaba la serie, y se volvió más abierto de mente, especialmente después de unirse a Aang y sus amigos.

Ya tenía muy pocos amigos al crecer, pero una vez que decidió arreglar el mundo con la ayuda del Avatar, la relación de Zuko con la gente comenzó a ampliarse. Encontró nuevos amigos en los miembros del Equipo Avatar, y juntos acabaron con la guerra de los cien años. Zuko acabó teniendo algunos amigos íntimos, pero solo uno puede considerarse su mejor amigo.

Poner a Katara y a Zuko en la misma prisión parecía una receta para el desastre, y en la mayoría de los casos así fue. Los dos fueron capaces de encontrar un terreno común cuando Zuko confesó que había perdido a su madre a manos de la Nación del Fuego, al igual que Katara. Durante su conversación, Katara empezó a sentir simpatía por la situación de Zuko e incluso se ofreció a curar la cicatriz de su cara.

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Tras la traición de Zuko, costó mucho convencer a Katara de que volviera a confiar en él. Cuando finalmente se unió al Equipo Avatar, Katara llegó a amenazar con la vida de Zuko si volvía a traicionarlos. Zuko siguió intentando convencer a Katara de que confiara en él, pero sus esfuerzos fueron en vano. No fue hasta que la ayudó a encontrar al asesino de su madre que Zuko se ganó su confianza y su perdón.

Aang condujo accidentalmente a Zuko a la Tribu del Agua del Sur, lo que disgustó mucho a Sokka. Sokka se preparó para la lucha que sabía que se avecinaba, y en poco tiempo, el barco de Zuko llegó a sus costas.

Después de recibir una paliza de Zuko y de muchos otros encuentros desagradables que ambos tuvieron entre sí, nadie habría creído que llegarían a ser muy amigos. Su amistad floreció realmente cuando Zuko ayudó a Sokka a liberar a su padre de la cárcel.

El primer encuentro de Suki con Zuko fue poco agradable. Zuko atacó la isla de Kyoshi, y en la lucha que siguió, la isla quedó casi completamente destruida. Se volvieron a encontrar en La Roca Hirviente mucho tiempo después, y ella no se alegró demasiado de verle.

Tras escapar de la prisión y viajar juntos, su confianza en Zuko creció. Cuando Zuko declaró el fin de la guerra, Suki y los demás guerreros Kyoshi se convirtieron en los guardaespaldas del Señor del Fuego. Como guardaespaldas de Zuko, Suki siempre mostró una gran preocupación por él y hacía lo que fuera necesario para protegerlo de cualquier daño.

Como ya se ha dicho, Zuko tenía muy pocos amigos cuando crecía, uno de los cuales era Ty-Lee. Era una persona amable a la que le gustaba ser positiva. Destacaba en las acrobacias y era una experta en el bloqueo de chi. En lo que respecta a su amistad con Zuko, hay mucho que decir, sobre todo teniendo en cuenta la confianza que se tienen mutuamente, como se ve en los cómics.

Ty-Lee se encargó de vigilar a Azula, por si ésta intentaba escapar de sus ataduras, y siempre se preocupaba por Zuko cuando éste venía a ver a Azula. También parecía entender a Zuko más que la mayoría de la gente, como se vio durante su pequeña disputa en la Isla Ember. Zuko siempre puede contar con Ty-Lee para que le cubra las espaldas.

Teniendo en cuenta la cantidad de veces que Zuko defraudó a todo el mundo, es una maravilla que alguien como Toph fuera capaz de darle una oportunidad más en lugar de empujarle piedras por la garganta. Toph no tuvo tantas malas experiencias con Zuko en comparación con Aang, Sokka y Katara, pero sí sabía que era una mala noticia.

Cuando Zuko apareció suplicando unirse al Equipo Avatar, fue rechazado rápidamente, pero Toph vio las cosas de otra manera. Al final fue a hablar con Zuko, pero éste la quemó, aunque lo hizo accidentalmente. Después de que Zuko se uniera a ellos, se hicieron muy buenos amigos, y Toph incluso quiso ir a su propia excursión con Zuko.

Mientras buscaba a Zuko, Mai apenas podía contener su alegría ante la idea de volver a ver a Zuko, del que estaba enamorada desde que eran niños.

A veces tenían peleas de enamorados, que se centraban sobre todo en la falta de preocupación de Mai por todo y en el carácter impulsivo de Zuko. Aunque rompieron más de una vez, nunca dejaron de preocuparse el uno por el otro, y tras el fin de la guerra, su amor pudo florecer de nuevo.

Iroh tuvo un gran impacto en la vida de Zuko, ya que siempre le ofreció los mejores consejos necesarios para vivir feliz. Zuko luchó por encontrar su propósito en la vida, pero Iroh siempre estuvo ahí, cuidando de él y ayudándole en todo lo que podía. Zuko hizo muchas cosas terribles, pero tal vez su acto más cruel fue traicionar a Iroh, incluso cuando éste sólo vino a rescatarlo. Iroh había hecho tanto por Zuko como para recibir de él un trato tan duro.

Incluso después de todo esto, Iroh seguía queriendo a Zuko y encontró la manera de ayudarle a realizar su verdadero destino. Iroh fue el padre que Ozai no fue para Zuko, y todos sus consejos y enseñanzas ayudaron a Zuko a convertirse en una mejor persona.

Incluso antes de que comenzara la historia principal, Zuko había convertido en la misión de su vida dar caza al Avatar para restaurar su honor. Persiguió tenazmente a Aang una y otra vez e intentó capturarlo. La búsqueda de Zuko para capturar al Avatar le llevó a tomar muchas malas decisiones, de las que se arrepentiría más tarde.

Después de ver el estado del mundo por sí mismo, Zuko se dio cuenta de lo inútil que era la guerra y de lo tonto que había sido todo el tiempo. Tras una discusión con su padre, abandonó de nuevo la Nación del Fuego y se unió al Equipo Avatar con el objetivo de acabar con la guerra. Zuko se convirtió en el maestro de fuego-control de Aang, y posteriormente, los dos se convirtieron en mejores amigos. Después de la guerra, Zuko y Aang trabajaron juntos para reconstruir el mundo en un lugar mejor.