Con lo que nos quedamos del cine de 2011

EL AÑO DE LOS PERROS MOLONES


Será por darle un enfoque diferente a esto de las conclusiones cinematográficas de final de año, pero nosotros hemos decidido quedarnos con tres interpretaciones magistrales, y las tres perrunas. Estamos hablando de tres películas muy diferentes entre sí, pero con un componente común: una atmósfera mágica. Y a esa atmósfera se debe gracias a tres cánidos que nos han conquistado: Laïka interpretándose a si misma en "Le Havre"; Uggie encarnando al podenco actor de "The Artist" y, sobretodo, Cosmo y su genial interpretación de Arthur en "Beginners" (y que se merece la campaña al Oscar canino que ha generado).

Bromas y animales a parte, las tres películas que hemos cintado han sido de lo que más nos ha gustado. Pero nos quedamos con tres en las que, la culpa de su grandeza es responsabilidad de sus directores. Directores que, cada uno a su manera, han demostrado su valía y autoría sin necesidad de grandes aspavientos.

Por un lado, hablamos de "Drive" y de Nicolas Winding Refn que, pese a tener unas cuantas películas a sus espaldas en su Dinamarca natal, empieza a despuntar en el negocio del cine anglosajón. ¡Y de qué manera! "Drive" es, probablemente, la mejor película del año.

Y de una película de ritmo trepidante, pasamos a un ejemplo claro de calma y elegancia fílmica. El responsable máximo (con perdón de John Le Carré y Gary Oldman) lleva el nombre de Tomas Alfredson, que nos conquistó (y de qué manera) con "Déjame entrar". La adaptación de "El Topo" no era un proyecto sencillo y el sueco ha dejado muy claro que va a ser uno de los grandes directores de esta década.

Y por último y en territorio nacional, destacamos sin duda "Primos". No sólo porque es una gran película (que lo es), sino porque es el ejemplo perfecto de que algo muy nuestro, localista y personal puede ser una gran comedia (sin necesidad de recurrir a bromas soeces). Daniel Sánchez Arévalo nos ha conquistado con sus tres películas, cada una a su manera. Y con "Primos", además, ha conseguido que correcto y correctísimo sean palabras de uso habitual.

Está claro que nos dejamos mucho en el tintero, como hablar de lo que nos llega del cine asiático con joyas como "Trece asesinos" y "I saw the devil". O de películas que nos han encantado pero que probablemente olvidaremos por aquello de la sobredosis informativa, como "Un dios salvaje" o "Un cuento chino".

También reflexionar sobre si "El árbol de la vida" es una obra de arte o un ejemplo de pedantería fílmica; o cuestionarnos "La piel que habito" se merece realmente todos los halagos que recibe o es mero proteccionismo del estandarte de nuestro cine (y de paso, plantearnos si el guión está bien escrito).

Pero ya está bien, que esto se alarga.

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