Crítica de Outrage: salvajada yakuzza de Takeshi Kitano

HOY SE ESTRENA

 

Hoy llega a los cines de nuestro país 'Outrage', la vuelta de Takeshi Kitano al género yakuzza que llega con dos años de retraso a España con respecto a su Japón de origen y de su estreno en Cannes en 2010. De hecho, 'Outrage Beyond' ('Outrage 2') se estrenó este año en el Festival de Venecia de este año.

Pero a lo que vamos, da la sensación de que a Kitano se le ha agotado la magia en el mundo de los yakuzza donde ya sólo le queda exponer salvajismo y violencia con un discurso que no va más allá de que estos señores trajeados matan, extorsionan y traicionan.

Se echa en falta la grandiosidad y el sentido del humor del principio de su filmografía, un encanto que probablemente llevemos sin ver desde la estupenda 'Zatoichi', ese samurai ciego que nos gusta mucho más que esta lucha familiar de la mafia.

La película no está mal. Es evidente cierta pereza de Kitano al auto-dirigirse, que se permite una interpretación de lo más flojita, pero lo compensa con una realización bastante cuidada y una película, aunque decepcionará un poco a los fans del director, nos deja momentos buenos y no se hace pesada.

'Outrage' comienza inevitablemente destinada al caos y al exterminio de todos los yakuzzas y en eso no defraudará a nadie. Cuando una familia tima a otra y entra una tercera de por medio, la guerra urbana está servida. 

Decenas de dedos cortados, cicatrices, mala praxis odontológica y palillos asesinos para amantes de la sangre. El mejor punto de todo esto lo pone el pobre Embajador de Ghana, que acaba bailando al son de la mafia sin saber muy bien porqué. 

Inevitable la asociación de El Señor Presidente de los yakuzzas con el amigo Kim Jong-II al que parece haberle dejado el chándal Fidel Castro. Todo un cuadro.

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