Vladimir Putin ha prohibido a Jim Carrey entrar en Rusia
A Jim Carrey se le ha prohibido oficialmente visitar Rusia, junto con otros 100 canadienses.
Ante el apoyo del primer ministro canadiense Justin Trudeau a Ucrania en la actual guerra entre Rusia y Ucrania, Vladimir Putin ha puesto en marcha sanciones contra el país.
Complex informa de que 100 residentes de Canadá se han visto afectados por las sanciones, incluido Carrey. El actor aún no ha respondido públicamente a la noticia.
La lista de residentes prohibidos incluye a la autora de The Handmaid's Tale, Margaret Atwood, así como a numerosos periodistas y políticos, que se unen a Trudeau, que ya había sido vetado.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa publicó la lista en su página web, con el anuncio en ruso: "En respuesta a la práctica actual de imponer sanciones por parte del régimen del Primer Ministro J. Trudeau contra los dirigentes rusos.
"A los políticos y parlamentarios, a los representantes de la comunidad empresarial, a los expertos y periodistas, a las personalidades de la cultura, así como a cualquier persona que las autoridades rusófobas canadienses consideren censurable, se les cierra la entrada sobre la base de la reciprocidad para 100 ciudadanos canadienses".
En septiembre, el ex bajista de Pink Floyd, Roger Waters, compartió una carta abierta a Putin en la que le instaba a comprometerse con un alto el fuego y un acuerdo diplomático para poner fin a la guerra.
Dirigiéndose directamente a Putin, Waters preguntó: "¿Le gustaría ver el fin de esta guerra? Si respondiera y dijera: 'Sí, por favor'. Eso facilitaría inmediatamente las cosas. Si saliera y dijera: "Además, la Federación Rusa no tiene ningún interés territorial más allá de la seguridad de las poblaciones de habla rusa de Crimea, Donetsk y Lubansk [sic]". Eso también ayudaría".
Waters continuó abordando la idea de que Putin y sus fuerzas "quieren invadir toda Europa, empezando por Polonia y el resto de los Estados bálticos". Si ese fuera el caso, continuó, "podríamos dejar de jugar al desesperadamente peligroso juego de la gallina nuclear con el que los halcones de ambos lados del Atlántico parecen sentirse tan cómodos, y hacerlo. Sí, simplemente volarnos unos a otros y al mundo en pedazos".
