Simon Pegg rinde homenaje a su difunto padre, músico de jazz

Simon Pegg rinde homenaje a su difunto padre, músico de jazz

Simon Pegg ha rendido homenaje a su difunto padre, John Beckingham, que falleció a los 77 años el miércoles (6 de septiembre) tras una corta enfermedad.

Músico de jazz, Beckingham era considerado una leyenda en la escena musical de Gloucester, y Pegg lo describía como "un chico muy de Gloucester" y un "hombre adorable".

"En algunos aspectos es increíble la cantidad de vidas que ha tocado, pero en otros no, porque en cierto modo era inevitable", dijo Pegg al presentador de la BBC Gloucestershire Dominic Cotter, mientras telefoneaba a la emisora para rendir homenaje a su padre.

"Era un hombre tan adorable. Tan querido por tantos, y es realmente encantador para mí y Michael y Stephen y toda la familia escucharos hablar de él esta mañana."

Pegg reflexionó sobre cómo la música fue una "parte importante" de la relación con su padre, añadiendo que "siempre le maravilló su pasión".

La estrella de Mission: Imposible: "Para los tres hermanos, la música siempre estaba con nosotros. Siempre estaba en casa... mi madre y mi padre se separaron y yo veía a mi padre todas las semanas. Hablábamos de música y él me ponía melodías y música que aún hoy me encantan. Era su motivación".

Y añadió: "Recuerdo que una vez me puso una canción de Randy Newman para intentar expresar cómo se sentía por haberme tenido que dejar cuando era un niño; sé que fue muy difícil para él. Recuerdo que estaba sentado en la cocina de Bourne Lane, en Stroud, y me puso esta canción, y recuerdo que rompí a llorar porque era una melodía muy, muy reveladora y la letra era perfecta, y ésa es la canción que nunca olvidaré. Se llamaba 'I Want You to Hurt Like I Do' y es una canción preciosa de Randy Newman".

Pegg también recordó el recuerdo más fuerte que tiene de su padre de cuando era niño: "Creo que uno de los recuerdos más fuertes que tengo de papá es la primera vez que le vi después de que él y mamá se separaran", dijo el actor.

"Yo sólo tenía cinco o seis años, creo, y no tenía ni idea de lo que estaba pasando; nunca demostraron ningún tipo de acritud delante de mí. Nunca fui consciente de que hubiera algo en marcha.

"Vivíamos con mi abuela y vino a buscarme para su primera visita. Le recuerdo entrando por el callejón lateral de casa de mi abuela con una camisa de cuadros azules y unos vaqueros con los brazos abiertos. Ahora tengo 53 años y puedo verlo con tanta claridad en mi cabeza.

"Ese es sólo uno de los muchos, muchos recuerdos que tengo de papá y estoy muy orgullosa de él".

A Beckingham le sobreviven su esposa, Pam, y sus tres hijos, Simon, Stephen y Michael.

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