Ser un oso que dirige un B&B no es un picnic

Me identifico con Hank, el ursino protagonista de Bear and Breakfast. No sólo porque yo también soy grande, peludo y aficionado a las largas siestas, sino porque mi sinuoso viaje por la vida me llevó a renovar y dirigir un pequeño B&B en el interior del paÃs durante algunos años. Es un trabajo duro, pero es satisfactorio cuando un huésped no tiene más que elogios. Sin embargo, admito que contar con los encantadores amigos y vecinos de Hank habrÃa mejorado mucho las cosas.
Bear and Breakfast es el primer juego de la empresa rumana Gummy Cat, y es un buen comienzo si mis primeras 10 horas de juego sirven de algo. Hace lo que dice en la lata: es un juego sobre un simpático oso, vagamente parecido a Yogui, que gestiona un negocio de alojamiento y desayuno en rápida expansión, revitalizando una ciudad turÃstica abandonada en el proceso.
Lo esencial del osoA nivel puramente mecánico, Bear and Breakfast es un juego de construcción y gestión relativamente sencillo. Controlando directamente a Hank (excepto cuando se encuentra en la interfaz de construcción), te paseas por la ciudad, recuperando una serie de propiedades abandonadas, empezando por una simple cabaña para huéspedes, hasta llegar a una elaborada estación de esquà con calefacción más adelante. A continuación, los limpias y los renuevas. Una vez preparados, los edificios están listos para convertirse en habitaciones, que debes decorar y prepararte para ganar dinero de tus huéspedes.
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El Castigador que dirige la mano podrÃa no ser lo que parece
No es especialmente complejo ni complicado, ya que cada habitación tiene estadÃsticas de utilidad y estética que puedes mejorar simplemente añadiendo más cosas. Si bien esto significa que es bastante fácil alcanzar las cifras objetivo para complacer a los invitados, hay mucho margen de maniobra en la forma de organizar y decorar, dejando espacio para un diseño expresivo. Aun asÃ, esto no es Los Sims, lo que queda especialmente claro en la falta de interacción con los invitados. Nunca te relacionas directamente con ellos, y la única respuesta son pequeñas burbujas de pensamiento sobre sus cabezas cuando algo no es satisfactorio.
El resto del elenco compensa en cierto modo a los decepcionantes invitados. La mayorÃa de ellos son extraños y entrañables animales parlantes y algunos humanos locales, y al principio se muestran distantes y sarcásticos, pero gracias a las maravillas del éxito capitalista y la entrega de regalos se abren, revelando más de la sorprendentemente enrevesada historia del juego. Si los impresionas lo suficiente, se ofrecerán a trabajar para ti, automatizando parte del trabajo, por un precio.

Y habrá mucho trabajo. Aparte de los dos primeros dÃas, en los que hay que esperar a que los huéspedes traigan dinero para lo esencial, siempre parece que hay mucho que hacer. Dirigir a Hank con el teclado, recoger materiales de artesanÃa de los montones de basura, cocinar, reponer los buffets, alimentar las calefacciones en los edificios más frÃos y asignar a los posibles huéspedes a las habitaciones... es mucho y a veces puede resultar abrumador. Contratar personal adicional es prácticamente obligatorio si se quiere progresar.
Sin embargo, progresar siempre merece la pena. Bear and Breakfast es un juego relativamente sencillo pero atractivo, con mucho encanto. Los entornos son exuberantes espacios dibujados a mano, y cada región del mapa (sorprendentemente amplio) empequeñece las pequeñas islas de espacio empresarial que gestionas. Da la sensación de que estás construyendo algo dentro de la naturaleza, en lugar de hacer lo habitual en los videojuegos: arrasar con la naturaleza.

El progreso también se ve recompensado por el diálogo, y mucho. Bear and Breakfast comienza con Hank pasando el rato con su madre y sus dos mejores amigos, el perro-oso Anni (se abre en una nueva pestaña) y el pájaro Will. En poco tiempo se relacionará con un mapache conocedor de la basura, un caimán brujo del pantano, la mafia local de las ratas y una zarigüeya que se toma los cumplidos como si fueran insultos personales. También podrás charlar con los humanos, pero la mayorÃa de ellos sólo escuchan los ininteligibles ruidos de oso de Hank. Por suerte, Sabine, la guardabosques local, sabe hablar ursino.
Aunque me gustarÃa que hubiera más interacción con los amigos de Hank al principio, el diálogo casi siempre da en el clavo. Hank es un buen tipo, bienintencionado y suavemente autodespreciativo. Muchos de los personajes que conocerás serán descarados al principio, antes de ablandarse y seguir el ritmo de Hank, pero aún asà hay muchos chistes y tonterÃas.

El único personaje con el que tengo un problema tiene la intención de ser abrasivo: Fin, una mascota tiburón hinchable a través de la cual la nefasta corporación Pawn Voyage (casi con toda seguridad un riffing de la cada vez más notoria Airbnb) te asigna nuevas misiones de construcción, entre las cuales Fin menosprecia la falta de tesón capitalista de Hank.
Llevo algo más de 10 horas en Bear and Breakfast, lo que según mis amigos es un tercio del juego. La mayor parte del tiempo que he jugado ha consistido en recolectar, expandirme a nuevas propiedades y construir habitaciones, y sólo se han dejado caer indicios de una historia más grande y más involucrada. Tengo curiosidad por ver cómo de dramática se vuelve la aventura de Hank en el negocio de la hostelerÃa, pero el hecho de que vea el final depende de cuánto más me permita automatizar durante las 20 horas restantes.
