Nuevo asesino en serie en Francia

Cuando la policía francesa detenía a Nordahl Lelandais, de 34 años, en relación a la desaparición de una niña de nueve años el pasado verano, poco se podía imaginar que en realidad podrían haber dado caza a un asesino en serie con varios cadáveres a sus espaldas durante los últimos años.
Ex-militar y criador de perros, Lelandais fue invitado a una boda el pasado verano donde supuestamente se llevó de la fiesta a la pequeña Maëlys, cuyo rastro se pierde en la madrugada del 26 al 27 de agosto en una sala de fiestas en Pont-de-Beauvoisin, cerca de la frontera con Suiza e Italia.
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Cuando la policía creía tener en el punto de mira al responsable de la desaparición de la menor, las autoridades lo han acusado del asesinato de un militar de 24 años, Arthur Noyer. En el caso del joven militar, la pista se había perdido en la madrugada del 11 al 12 de abril, mientras hacía autostop en Chambéry, a menos de treinta kilómetros de donde cuatro meses más tarde se esfumaría la pequeña Maëlys.
Mientras en el caso de la menor aún no existen pruebas forenses o rastro alguno, en el caso de Arthur Noyer la cosa se vuelve más cruda: pruebas realizadas este mes sobre los restos de un cráneo humano descubierto en una ruta de senderismo en Montmélian, a 16 kilómetros de Chambéry, en septiembre, revelan que el ADN hallado corresponde al de Noyer.
¿Qué tienen en común la desaparición de un militar de veintitrés años con la de una niña de nueve? Pues porque, tal como sucede en el caso de la pequeña, hay indicios “graves y concordantes”, dijo esta semana el fiscal de Chambéry, Thierry Dran. Los teléfonos de Noyer y Lelandais fueron ubicados en la misma área de Chambéry, entre las 23.48 del 11 de abril y las 03.41 del día 12, hora en la que se pierde todo rastro del joven militar. Un testigo habría asegurado, según Le Parisien, que vio a Lelandais en la misma discoteca en la que estuvo Noyer brevemente antes de desaparecer. Se trata de un local nocturno en el que Lelandais era un cliente habitual, declaró al rotativo una ex-pareja.

Además, según se cita, “las imágenes de videovigilancia demuestran que el vehículo de Lelandais (un Audi A3 negro) se encontraba a las 2.58 de la madrugada en Chambéry, y a las 3.08 en la comuna de Saint-Baldoph”, que se encuentra a medio camino entre el lugar donde se vio por última vez a Noyer y donde fue hallado meses más tarde el cráneo con su ADN.
Una vez investigados los dispositivos electrónicos incautados tras la detención del sospechoso días después de la desaparición de Maëlys, se aprecian una “búsqueda intensiva” en Internet sobre la forma de desaparecer un cuerpo. Las búsquedas se remontan a la primavera, en la misma época de la desaparición del cabo Noyer.
Al igual que con Maëlys, Lelandais niega cualquier relación con la muerte del joven militar. Pero la lista de imputaciones podría no acabar aquí, tal y como advierte la prensa francesa.
Los familiares de varios desaparecidos en la zona han pedido que se investigue la posibilidad de un vínculo con Lelandais, incluso en casos antiguos y aunque los posibles vínculos sean más que cuestionables. Está el de Adrien Mourialmé, un cocinero belga de 24 años que se esfumó el pasado 5 de julio en Annecy, a medio centenar de kilómetros de las otras desapariciones. Le Parisien asegura que los gendarmes pretenden interrogar a Lelandais sobre este caso en breve.
Luego está Ahmed Hamadou, de 45 años, cuyo rastro se perdió en la noche del 7 al 8 de septiembre de 2012 en el mismo departamento de Saboya, durante un festival de música, y cuyo primo aseguró a la emisora France 3 que Hamadou conocía “de vista” a Lelandais, que vivía en una comuna vecina. Un año antes, y en el mismo festival, desapareció también Jean-Christophe Morin, un joven de 23 años del que solo se halló meses después su mochila cerca de un container.
Incluso la familia de Estelle Mouzin, una niña de 9 años que desapareció en 2003 al regresar del colegio en Guermantes, solicitó ya en septiembre que se investigue una eventual implicación de Lelandais. Los hechos sucedieron a 500 kilómetros de distancia y hace más de diez años. Pero según BFMTV, en ese año Lelandais realizaba su servicio militar a 150 kilómetros de la residencia de la pequeña.
Por más débiles que parezcan las pistas, las autoridades se han dicho dispuestas a “mirar todas las desapariciones inquietantes en la región”.
