DJs, organizadores de festivales y aficionados a la música pretenden que la cultura tecno de Berlín sea declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, ante el temor de que tenga dificultades para sobrevivir. LEER MÁS: "Mis ingresos se han reducido a más de la mitad": ¿cómo se abren paso los nuevos artistas? Rave The Planet está presionando a las autoridades alemanas para que soliciten el estatus de patrimonio cultural inmaterial (PCI). El grupo de la campaña está formado por Matthias Roeingh, alias Dr. Motte, el DJ que fundó Love Parade, un festival de música electrónica seminal que debutó como tecnoparada política de paz en Alemania Occidental en el verano de 1989, antes de la caída del Muro de Berlín.Berlín adoptó el género musical autóctono de Detroit, con sus búnkeres, centrales eléctricas y fábricas abandonadas de la posguerra, que proporcionaban una vía de escape para que los asistentes a los clubes bailaran al ritmo de la música que puso banda sonora a la reunificación de la nación a finales de los 80.Pero la cultura está amenazada. Las estimaciones (vía Sky News) apuntan a que 100 clubes han cerrado en la última década, a lo que se suma el hecho de que el valor de los inmuebles de la ciudad y el impacto de la pandemia del COVID seguirán amenazando la estabilidad del techno berlinés.Los clubes obtendrían una protección adicional en virtud de las leyes de planificación y también tendrían acceso a subvenciones y otros fondos si se les concediera el estatus de la Unesco.El DJ de Detroit, Alan Oldham, que ahora está afincado en Berlín y apoya la campaña de Rave the Planet, dijo que el reconocimiento de la Unesco ayudaría a proteger los lugares clave.La protección de la Unesco contribuiría en gran medida a mantener ese viejo espíritu", declaró a The Observer, "los locales heredados, como Tresor y Berghain, por ejemplo, estarían protegidos como monumentos culturales"."En los siete años que llevo viviendo aquí a tiempo completo han cerrado muchos locales. En otras ciudades, sería el ciclo natural de los clubes en funcionamiento, pero Berlín es un lugar diferente, donde los clubes y las escenas creativas son la moneda de la ciudad".Peter Kirn, DJ y productor musical afincado en Berlín, añadió a la publicación: "Literalmente, se puede escuchar esta música retumbando desde todos los rincones. Está en todas partes"."En otras ciudades, la gente no aceptaría una música realmente dura o extraña y llena de sintetizadores y cajas de ritmos realmente brutales y distorsionadas. No se puede tocar eso en la hora punta de un club, y mucho menos durante el almuerzo. Y aquí es totalmente aceptable tocar eso durante el almuerzo".La Unesco suele conceder el estatus de PCI a movimientos o prácticas musicales más oscuros, como la cultura de la gaita eslovaca, el arpa irlandesa y la ópera tibetana, sin embargo, el reggae se añadió a la lista en 2018.A principios de este año, se votó casi por unanimidad a favor de cambiar el estatus de los locales de ocio de Berlín de sitios de entretenimiento a sitios culturales.Se espera que la medida ayude a los locales a capear los efectos adversos de la pandemia, así como a que determinados locales se beneficien de nuevas exenciones fiscales.Por otra parte, a principios de este mes, Alemania prohibió a las personas no vacunadas la entrada a gran parte de la vida pública, incluida la asistencia a conciertos, y anunció que algunos clubes nocturnos tendrían que cerrar.La medida, adoptada en un esfuerzo por frenar una cuarta oleada de COVID en el país, significa que sólo podrán entrar en los locales culturales, restaurantes, cines, instalaciones de ocio y muchos comercios quienes estén totalmente vacunados contra la enfermedad o se hayan recuperado del virus en los últimos seis meses.Los locales nocturnos, por ejemplo, deben cerrar en las zonas donde se hayan registrado 350 casos por cada 100.000 personas en los últimos siete días (la tasa nacional supera los 400).
