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Como corresponde a una película cuyo título se traduce aproximadamente como "milagro", Encanto de Disney es una historia de magia y segundas oportunidades. La película muestra a la familia Madrigal en su lucha contra la inminente pérdida de sus dones mágicos.

La protagonista, Mirabel, intenta encontrar la causa de este problema. Mientras que en algunos estrenos de Disney cabría esperar que el problema fuera una amenaza externa, es el trauma intergeneracional de los Madrigal el que sabotea su modo de vida. Por ello, el elemento más importante de la película no es en absoluto la magia, sino las relaciones entre los personajes.

Abuela Alma, la matriarca de la familia, es la razón por la que se funda el Encanto y por la que se derrumba. Al experimentar un fuerte trauma al ver morir a su marido Pedro, Alma se vuelve obsesivamente protectora de su nuevo hogar y del milagro familiar creado gracias al sacrificio de Pedro. Por ello, acaba ejerciendo una gran presión sobre sus hijos y nietos.

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A los miembros más jóvenes de la familia se les dice desde pequeños que tienen que hacer que la familia se sienta orgullosa. Como resultado, se sienten inadecuados, inseguros y perdidos si no son capaces de estar a la altura de las expectativas, a menudo poco razonables, de Alma. Es una relación tóxica, pero su representación es muy interesante y aborda un tema que no suele aparecer en las películas de animación. Es una pena que la disputa se deje de lado con demasiada facilidad para resultar creíble.

El Tío Bruno se presenta en la película a través de la pegadiza canción "We Don't Talk About Bruno". Parece una figura misteriosa y siniestra cuyos poderes ensombrecen la vida de todos los que le rodean. En realidad, es un personaje trágico condenado al ostracismo por su don. Tiene la capacidad de ver el futuro, pero sus visiones suelen tener resultados negativos, lo que hace que los habitantes del Encanto consideren su mera existencia como un mal presagio. Al recibir una visión de Mirabel, Bruno opta por autoexiliarse entre los muros de la casita, pues no quiere que Mirabel se convierta también en una marginada.

Pero el amor de Bruno por su familia perdura a pesar de su tendencia a ignorar su existencia. Sigue anhelando su proximidad, hasta el punto de que toma sus comidas junto a la cocina. El muro que separa a Bruno de su familia es indicativo del estado de su relación y del hecho de que, incluso antes de irse, era un extraño. Es una dinámica desgarradora pero realista de algo que ocurre mucho en las familias normales.

La rivalidad entre hermanos es lo más natural en una familia, y es aún más pronunciada cuando un hijo es tratado significativamente mejor que otro. Mirabel nace sin dones mágicos propios, lo que lleva a la Abuela Alma a desaprobarla.

Mientras tanto, su hermana mayor, Isabela, es la niña de oro de la familia; su gracia y belleza hacen que todos la alaben. Para salvar la magia de la familia, Mirabel se acerca a su hermana, sólo para saber que Isabela se siente tan atrapada por su imagen como Mirabel por su falta de don. Su conversación hace que Isabela tenga una epifanía y comprenda su verdadero potencial.

Uno de los elementos más interesantes de Encanto es el hogar sensible de los Madrigal, conocido comúnmente como la casita. La casita, un personaje por derecho propio, puede comunicarse con la familia, aunque muestra una clara preferencia por Mirabel y Abuela.

Los creadores fueron capaces de utilizar elementos como tablas y baldosas para diseñar prácticamente la propia forma de lenguaje de la casita. Es bastante notable y ha hecho que algunos espectadores teoricen que la casa sintiente en realidad contiene el alma del Abuelo Pedro. En cualquier caso, es hermoso de ver y la pérdida de la magia de la casita se siente como la muerte de un miembro de la familia.

Pepa, la hija de Abuela, tiene uno de los dones mágicos más poderosos -y potencialmente peligrosos- de la película. Es capaz de controlar el clima con sus emociones, lo que no siempre es bueno, ya que su feroz temperamento ha llegado a provocar huracanes.

Afortunadamente, Pepa no está sola. Su marido, Félix, está siempre a su lado y su exuberante personalidad la sostiene. El espíritu festivo y la alegría de Félix nunca dejan de animar a Pepa y de calmarla incluso cuando está ansiosa. Es una relación encantadora y equilibrada, sobre todo porque es evidente que Pepa también aprecia a su marido.

A diferencia de su hermana mayor, Isabela, Luisa no tiene problemas para llevarse bien con Mirabel. Su relación con Mirabel carece de cualquier tipo de hostilidad. Esto es especialmente destacable si tenemos en cuenta el papel de Luisa en la familia. Su superfuerza la coloca en la poco envidiable posición de ser la roca de la familia y admite que a menudo se siente aplastada por la presión de todo lo que debe hacer.

Si Isabela pudo sentir celos de Mirabel por no haber tenido que cumplir nunca con esas normas, Luisa no muestra ningún tipo de rencor hacia su hermana, Bruno, ni hacia nadie. Contar con el apoyo de Luisa significa mucho para Mirabel, y es una de las pocas personas que realmente la ayudan en su búsqueda para descubrir lo que está mal en la magia familiar.

Antonio, el más joven de la familia, está a punto de recibir su propio regalo mágico cuando comienza la película. Como la última ceremonia -la de Mirabel- fue un fracaso, siente un nivel de inseguridad y presión aún mayor. Aun así, una parte de él desea no recibir ningún regalo para poder quedarse con Mirabel en la guardería. Teniendo en cuenta lo mucho que la Abuela se centra en cada poder mágico individual, eso es bastante extraordinario.

También dice mucho del nivel de su vínculo. Tal vez no sea sorprendente que Antonio acabe acudiendo a Mirabel en busca de apoyo emocional durante su ceremonia. A pesar de la visible desaprobación de los demás miembros de la familia -sobre todo de Abuela- Mirabel acepta y se une a su joven primo. Es una experiencia difícil para ella, pero nunca está resentida con Antonio por haber recibido un regalo cuando ella no lo hizo.

Mientras que muchos personajes de Encanto desprecian a Mirabel por no tener un don mágico, sus padres afortunadamente no están incluidos. Julieta y Agustín quieren mucho a Mirabel. Julieta nunca deja de señalar que Mirabel es realmente especial a su manera. Por su parte, Agustín empatiza con Mirabel.

Al haberse casado con la familia, Agustín tampoco tiene un don y a veces se siente como un extraño. Eso no lo hace menos protector de su hija, y cuando se entera de la visión de Bruno, se apresura a decirle a Mirabel que la oculte, pase lo que pase.

Puede que la abuela Alma no sea el personaje más simpático de la película y su influencia deja sin duda cicatrices en los miembros más jóvenes de la familia. Pero su propia historia trágica tiene el mismo peso. El final de Encanto muestra la relación de Alma y Pedro con un poco más de detalle.

El flashback se desarrolla con la hermosa "Dos Oruguitas" de fondo, cantada por el talentoso Sebastián Yatra. Es desgarrador ver a la joven pareja encontrar la felicidad juntos y luego perder su hogar. El sacrificio final de Pedro y el dolor palpable de Alma por su pérdida consolidan su relación como una de las mejores representadas en la película, aunque Pedro ya no esté entre los vivos.

Años después de la desaparición de Bruno, Mirabel lo encuentra y, juntos, trabajan para rescatar la magia familiar. Los dos personajes se vinculan muy rápidamente por sus experiencias compartidas y su deseo de proteger a la familia. Aunque al principio no tienen éxito, el deseo de Bruno de mantener a Mirabel a salvo sigue siendo igual de fuerte. Incluso se enfrenta a Alma por ello, algo que nunca tuvo el valor de hacer en el pasado.

Quizá sea esta relación -el vínculo entre las dos "ovejas negras" de la familia- la que realmente guíe a los Madrigal en el camino de la curación. Aunque, sin duda, tanto Bruno como Mirabel seguirán teniendo cicatrices por sus malos tratos, siempre encontrarán refugio el uno en el otro.