Lapido, orfebrería pop-rock

EL GRANADINO SEDUCE AL PÚBLICO ALMERIENSE

 

Por Gabriel Górriz.
Fotos: Begoña Molina Prieto.

 

Me contestaba, con toda la razón del mundo, José Ignacio García Lapido en una reciente entrevista que le realizaba para la La Voz de Almería, que lo de llamar 'caras B' a las canciones que estaba cantando en su última gira era cosa mía. Y visto el concierto que ofreció el pasado Jueves 4 de octubre en el Teatro Apolo de la capital almeriense, no puedo sino darle la razón.

Cada canción que ha publicado el artista granadino, que fuera guitarrista y compositor de los ya legendarios 091, es una pequeña o gran, según se mire, joya del pop-rock cantado en castellano, una exquisita pieza de degustación apta para los paladares más selectos. Algunas puede que sean más efectistas, más llamativas, que tengan más pegada, que lleguen un poquito más; pero todas y cada una de ellas son de una indiscutible y reconocible calidad y, a poco que se les preste algo de atención, capaces de convencer con creces a cualquier buen aficionado.

Pocos minutos pasadas las nueve se abría el telón del Apolo y aparecía el orfebre Lapido para mostrarnos buena parte de sus cuidadas joyas. Para dar mayor brillo a sus piezas le acompañaban sus ayudantes, a saber: Popi González a la percusión, Victor Sánchez a la guitarra, y Raúl Bernal al piano y al órgano. Todo ello en un ambiente en el que la tenue iluminación y las características del formato electroacústico dotaban de una especial atmósfera de intimidad a la velada.

 Lapido

 

Entre las primeras alhajas del muestrario que Lapido nos había traído, destacaron temas de su álbum 'Música Celestial' (2002), tales como No sé por dónde empezar, con la que comenzó su actuación, El Carrusel Abandonado, nostálgica y evocadora, o la misteriosa e intensa Hasta desaparecer. En un espectáculo en el que hubo lugar para canciones de todos y cada uno de sus largos en solitario, así fue el caso de la fantástica y rítmica Nadie sabe o la melodiosa y reposada Pájaros, del primer disco de Lapido 'Ladridos del perro mágico' (1999).

No se echaron en falta temas importantes del músico andaluz, como la onírica El principio del fin del EP 'Luz de ciudades en llamas' (2001), la demoledora La antesala del dolor de 'En otro tiempo, en otro lugar' (2006) o la emocional 'Algo me aleja de ti' extraída de 'Cartografía' (2008). También fue ocasión, como era de prever, para que José Ignacio nos presentara algunos temas de su último disco 'De sombras y sueños' (2010), así ocurrió con la sinuosa El más allá, la preciosa En medio de ningún lado, una cadenciosa Olvidé decirte que te quiero, o la brillante La hora de los lamentos.

Para terminar de engatusar al entregado público, totalmente embelesado por la calidez de la música y la calidad de los coros y armonías vocales que ofrecía la banda, no se ausentaron temas de 'los cero', fue el caso de Nubes con forma de pistola, todo un canto de desesperación, de la increíble e imprescindible Canción del espantapájaros, en el primer bis, y de la archiconocida La torre de la vela, ya en el segundo bis, con la que dio por finalizada su actuación con un toque épico.

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