La trágica inspiración de El gigante de hierro da un nuevo significado a la querida película

El gigante de hierro de Brad Bird llegó en medio de un verano muy competitivo en 1999. A pesar de que el boca a boca fue fenomenal y de la sensación de que constituía algo especial, tuvo la mala suerte de estrenarse frente a una superproducción sorpresa -El sexto sentido, de M. Night Shyamalan-, lo que provocó un mal resultado en la taquilla. Bird pasó a dirigir una serie de clásicos en Pixar, como Ratatouilley las dos películas de Los Increíbles, y la estima de El gigante de hierro aumentó junto con la de su director, ya que los nuevos fans la descubrieron en DVD y por cable.

Pero lo que no se sabía hasta hace poco era que Bird tenía un profundo apego personal a la historia de El gigante de hierro y a su mensaje de no violencia y comprensión. Sufrió una tragedia familiar que influyó en los temas de la película, lo que da a ésta y a su amable héroe una resonancia emocional aún mayor.

El título de El gigante de hierro hace referencia a un colosal robot del espacio exterior, construido por fuerzas desconocidas como arma de exterminio. Está dañado y cae a la Tierra poco después del lanzamiento del Sputnik, donde un niño solitario llamado Hogarth Hughes lo descubre en los bosques de Maine. El Gigante ha perdido la memoria y rápidamente se encariña con el chico. Cuando el gobierno determina que el Gigante es una amenaza, escenifica un enfrentamiento, y cuando el Gigante cree que Hogarth ha muerto, su programación se activa. Pero la recuperación de Hogarth y el apego del Gigante a él ayudan al robot a superar su propósito básico y a sacrificarse interceptando un ICBM antes de que pueda caer sobre el pueblo de Hogarth.

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La película recibió elogios inmediatos por su ingeniosa narración y sus fuertes caracterizaciones, especialmente el vínculo entre Hogarth y el Gigante. Pero fue el tema general de la superación de las propias limitaciones lo que realmente hizo que la película destacara. El alegato a favor de la no violencia se presenta como una parte orgánica de la historia -utilizando una narrativa sólida en lugar de un mensaje predicador- y, aunque el escenario es bastante específico, se presenta de una manera imperecedera que puede aplicarse a cualquier conflicto. Se trata del tipo de puntos fuertes de la narración que Bird mostró más tarde en su etapa en Pixar, mientras que su condición de estreno de Warner Bros. significaba que podía explorar implicaciones más oscuras que Disney. Además de sus otros méritos, El gigante de hierro es un excelente ejemplo tardío de la animación tradicional en 2D, que estaba disminuyendo rápidamente frente a la mejora de la animación CG.

Durante la preparación para la prensa de Los Increíbles 2 de 2018, Bird habló con VT sobre las circunstancias que dieron lugar a la creación de la película. Su hermana Susan fue asesinada por su marido con una pistola, dejando a su familia devastada. Al mismo tiempo, estaba desarrollando El gigante de hierro y se lo propuso a Warner Bros. como la historia de una pistola que adquiere conciencia. Era una idea poderosa, y su inclusión como parte central de la película ayudó a darle su longevidad.

Esto se percibe de forma muy reveladora en los diálogos, en los que Hogarth suplica al Gigante que elija ser mejor, y el peligro proviene tanto de alguien que se niega a admitir que está equivocado como de un ataque con intenciones maliciosas. Resuena con la realidad de la pérdida de Bird, y el final agridulce de la película -que promete una secuela que nunca llegó- se siente aún más sincero debido a esa verdad. El gigante de hierro es quizás el deseo de Bird de un resultado más feliz de una pérdida inimaginable, una fantasía sobre el arma misma que finalmente tiene suficiente.