Fallout necesita volverse más raro en la segunda temporada

Advertencia: El siguiente artículo contiene spoilers de la primera temporada de Fallout.

La segunda temporada de Fallout ya está aquí, y estoy tan emocionado como todos los demás. Pero también tengo algunos apuntes para la segunda temporada, o mejor dicho, un único apunte: ya es hora de que esta adaptación de videojuegos se vuelva rara.

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No me malinterpreten: la primera temporada es innegablemente peculiar. Hay cabezas cortadas que se besan, cerebros parlanchines que se mueven en Roombas, tragones con la boca llena de dedos y mucho más. Además, los directores Graham Wagner y Geneva Robertson-Dworet han prometido redoblar los aspectos más extravagantes de la primera temporada de Fallout en una declaración conjunta después de que Amazon MGM Studios diera luz verde a la segunda temporada. Es bueno oírlo, ya que incluso los ingredientes más picantes de la primera temporada (canibalismo e incesto) siguen siendo demasiado suaves.

De hecho, para que Fallout despliegue todo su potencial, la segunda temporada debe ser mucho, mucho más extraña.

Si la perspectiva de aumentar los niveles de rareza de Fallout te aterra, estate tranquilo: no estoy diciendo que la segunda temporada deba convertirse en una comedia o parodia en toda regla. Aunque los juegos de Fallout tienen un astuto sentido del humor y están impregnados de sátira, también están claramente basados en la realidad (a diferencia de, por ejemplo, la franquicia Borderlands). Consiguen un tono único, a la vez tonto y sincero, que la primera temporada consigue en gran medida. Wagner y Robertson-Dworet entienden que el escenario de Fallout, Wasteland, es un mundo en el que las consecuencias de la guerra nuclear y la avaricia empresarial se enfrentan a charlatanes amantes de las gallinas y a excéntricos DJs de radio obsesionados con el violín.

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Sin embargo, en su mayor parte, la Temporada 1 de Fallout no se anda con rodeos. Por supuesto, tiene varios grados de gracia, pero la mayor parte de sus asuntos más extraños son esencialmente un escaparate. Y eso tiene sentido, hasta cierto punto. Después de todo, Wagner y Robertson-Dworet no se limitan a satisfacer a los fieles de Fallout. También tienen que atraer a los recién llegados a la franquicia. Ir demasiado al extremo antes de tiempo podría haber ahuyentado a estos posibles fans; es mejor facilitarles la entrada en la locura. Pero ahora que todo el mundo conoce la mezcla tonal de Fallout, es hora de dar rienda suelta.

Eso significa algo más que la simple introducción de versiones de acción real de bestias icónicas hasta ahora ausentes, como los Deathclaws (aunque sin duda serían una adición bienvenida a la segunda temporada). De nuevo, por muy divertido que sea, los monstruos grotescos son habituales en el género postapocalíptico. No, lo que Wagner y Robertson-Dworet tienen que hacer es buscar en el canon de Fallout una inspiración verdaderamente desquiciada. Me refiero a bóvedas llenas de clones psicóticos que sólo pueden pronunciar el nombre "Gary", alienígenas llegados del espacio exterior. Engendros hippies lanzados al espacio. Edificios de oficinas embrujados por horrores a lo Cthulu.

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Es cierto que la mayor parte de lo anterior (si no todo) es contenido atípico. Se trata de misiones secundarias, DLC o material de eventos que no reflejan necesariamente el ambiente más crudo y menos fantástico de la historia general de la franquicia Fallout. Podrías pasarte toda la serie y no encontrarte nunca con un clon de Gary o un hombrecillo verde de Zeta. Sin embargo, estos personajes y conceptos salvajes forman parte intrínseca del ADN de Fallout; Fallout no sería Fallout sin ellos. Como resultado, la serie de Prime Video nunca se parecerá al 100% a su material original hasta que incorpore algunas de las historias más disparatadas de Fallout.

Pero hay algo más que fidelidad en juego. La longevidad de Fallout también depende de que la segunda temporada se vuelva un poco loca. Puede que las payasadas de la primera temporada ya hayan distanciado a Fallout de The Last of Us de HBO y de Halo de Paramount+ -ambas decididamente po-faced affairs-, pero para destacar de verdad, para prosperar incluso, la segunda temporada tiene que ir más allá. Repito: No estoy defendiendo que Fallout se convierta en una farsa en su segunda tanda de episodios. Todo lo que pido es que Wagner y Robertson-Dworet tomen la sensibilidad narrativa de la primera temporada de Fallout y la aumenten aún más.

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Esto no sólo proporcionará a los fans nuevos y antiguos la adaptación de acción real de Fallout más fiel que se pueda imaginar, sino que ayudará a la serie a diferenciarse de su competencia más cercana. Si se hace bien, no hay nada malo en que la segunda temporada de Fallout adopte los rincones más extravagantes del canon de la franquicia. ¿Y sinceramente? Espero que lo haga. De hecho, dados los beneficios potenciales, cualquier otro enfoque sería francamente extraño.

La primera temporada de Fallout ya está disponible en Prime Video. La segunda temporada aún no tiene fecha de estreno.