Crítica de 'Los Muppets'... maná, maná

DE JAMES BOBIN


No era fácil acercarse a un producto televisivo tan mítico como 'Los Muppets' y traerlo a la gran pantalla de hoy en día. Sobretodo porque, seamos sinceros, está más que desfasado. El humor blanco y la bondad no cuajan en la sociedad de hoy en día. El mayor mérito de esta película es su conciencia de esta situación, algo que coge y utiliza para su propio beneficio.

Se nota que, al igual que el tandem personaje-muñeco protagonista, sus guionistas Jason Segel y Nicholas Stoller son los presidentes del club de fans de la felpa. James Bobin sabe recoger ese espíritu bucólico y acaramelado para hace fluctuar la película entre lo más cursi y la sátira de lo anterior. Una sátira cargada de benevolencia, claro.

Si te decides a ir al cine a ver 'Los Muppets' tienes que estar preparado. El principio es como caerte en una marmita de algodón de azúcar: canciones, bailes de la ciudad entera, y un Jason Segel volviendo a hacer de Marshal (pero con Amy Adams como la particular Lily de esta historia, para que no fuese demasiado evidente). Además, Alyson Hannigan podría pecar de exceso de carácter para el personaje, no como Amy Adams y su mirada de cordero degollado (sin acritud).

Pero la cosa es que, poco a poco, uno va entrando en la historia y se encuentra con momentos realmente buenrolleros que te conquista, como viajar mapa a través o reclutar personajes en elipsis. Y, cómo no, las canciones, base del show de Los Muppets y de la película.

'Mar or Muppet', canción nominada al Oscar, se convierte en el momento estrella del largometraje, provocado sobretodo por el cameo estelar de Jim Parsons. Pero Parsons es una ínfima parte de la gran cantidad de apariciones especiales con las que cuenta la película. La grandeza de estas apariciones radica en que no son señaladas para remarcar su presencia. Están, si los reconoces bien, si no, no pasa nada.

La presencia de Jack Black, por su parte, no queda en un simple cameo. La secuencia de la terapia de grupo entre Animal, Black y Kristen Schaal es la que nos da un humor menos familiar y más gamberro (sin pasarse) que nos encantó.

Por supuesto, todo es felicidad y happy ending guiado de la mano de la Rana Gustavo y finalizado con el clásico Maná, Maná. Cierre a ritmo de Maná, Maná en el que echamos en falta la presencia de Dave Grohl que si aparece en el metraje pero no al final. También nos faltó sacarle un poco más de partido a Gonzo, pero eso ya es por empatía personal.

En definitiva, humor blanco y azúcar para las venas. Pero hecho con conciencia de la situación y mucha pasión por lo que se está haciendo. Nos quedamos con esta canción (tiene un poco de Spoiler pero... ¿importa?):




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