Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz

'LA SEÑAL', NUEVA PELÍCULA DE CIENCIA FICCIÓN

Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz 

Crítica de 'La Señal', burocracia infinita

Tres amigos viajan a través de las profundidades de América, rastreando la señal de un misterioso hacker. Lo que encuentren al llegar a su destino, será una kafkiana pesadilla a manos de una enigmática organización.

Un fundido en negro es todo lo que necesita 'La Señal' para dejarnos en una situación de incertidumbre similar a la de sus protagonistas, en mitad de un complejo de interminables pasillos blancos y un equipo de técnicos embutidos en trajes NBQ comandados por Lawrence Fishburne. Realizada con un presupuesto modesto dentro del mercado independiente, el segundo trabajo como director de William Eubank resulta demoledoramente efectivo a la hora de introducirnos en situación.

Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz

Con un trío protagonista que transmite verosimilitud, que apenas necesita unos minutos para meterte en el bolsillo y que te los creas más allá de los habituales arquetipos del cine de ciencia ficción, la película sabe beber de los últimos éxitos dentro del género de terror y suspense para plataformas jugables, introduciéndonos de forma brusca y contundente. A partir del punto de inflexión del primer acto de la cinta, no saber dónde estamos, cómo hemos llegado allí o quienes son los hombres que nos han tomado como prisioneros será la principal preocupación del espectador.

Obteniendo todas las respuestas a través del personaje de Brenton Thwaites -quien se convertirá en nuestros ojos durante el resto de la cinta-, Eubank sabe envolvernos en una situación de desamparo constante por medio de opresivos encuadres y la intriga generada por un enigmático entorno teñido en blanco infinito y la frialdad aséptica del plástico y el cristal. Con esos ingredientes, un impecable manejo de la cámara y un Fishburne convertido en una presencia hipnótica, el film se asegura de ganarse toda nuestra atención mientras nos zarandea de un lado a otro bombardeándonos con pistas muchas veces incongruntes, que harán que nuestra cabeza carbure a 1000 por hora generando una hipótesis tras otra.

Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz

Deudora de 'Cube', 'Distrito 9', 'Chronicle', de otra película -que será mejor no señalar para no destripar el final de la cinta- pero sobre todo 'Perdidos' y el cine de Damon Lindeloff, 'La Señal' nos tiene en sus manos para hacer con nosotros básicamente lo que le apetezca... Hasta que se hace dolorosamente evidente que el film de Eubank va de generar intriga por intriga, y que la trama, consistencia argumental o como la vaya a terminar es lo de menos. Volviéndose decepcionante y hueca a pasos agigantados, hasta conducirnos a un final obvio para cualquiera que tenga un mínimo de experiencia con los 'Cuentos Asombrosos' o 'En Los Límites de la Realidad'.

Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz

Y aunque probablemente compense para aquellos que simplemente busquen permanecer intrigados durante hora y media y les compensa lo estético -donde ofrece mucho- independientemente del sentido o lógica que tenga la historia, o sepan captar un sentido más allá del desamparo del hombre ante un sistema extraño y mecánico al que no entiende, para el que aquí suscribe solo ha proporcionado una interminable experiencia de tedio. Magistralmente rodada, eso sí. Pero con una historia sin atractivo o aliciente alguno.

Crítica de 'La Señal', mareando la perdiz

¿De que va 'La Señal'? El hombre en manos de una burocracia extraña y pesadillesca en el mejor día. De sacarnos ocho euros y que salgamos proclamando lo buena que es porque salían cosas raras y la gente apenas hablaba en el peor de los casos.  

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