Crítica de 'Katmandú', reivindicar por encima de contar una historia

DE ICÍAR BOLLAÍN


No nos acaba de convencer el nuevo rumbo que ha tomado la carrera de Icíar Bollaín, tendencia que inició con 'También la lluvia' y que continúa con 'Katmandú, un espejo en el cielo'. La directora ha llevado su senda del cine social de las historias pequeñas a grandes narraciones en grandes escenarios alrededor del mundo.

Esta nueva película es la historia de Laia, una maestra en Nepal y su sueño de dar educación a todos los niños pobres. Verónica Echegui defiende el papel de manera notable, pero es difícil estar a favor a un personaje como este, cuya lucha y obsesión escolaridadora le hacen pasar por encima de todos.

Además, el personaje crea su mitología a través de unos flashbacks que no funcionan y a los que no acabamos de cogerles el sentido. Nos basta con saber que está en Katmandú porque cree que es lo que debe hacer (y porque se cree necesaria y salvadora de la ciudad, también).

La película peca de falta de argumento. Tiene la historia real de Victoria Subirana, en la que se basa la narración. Tiene la historia y el personaje, pero acusa una fuerte carencia de un argumento firme en el sentido más cinematográfico de la palabra. No queda claro hacia dónde se dirige la película.

Aun así, Icíar Bollaín ha conseguido firmar una película que se ve gustosamente. Probablemente sea culpa de Echegui, de la frescura de los secundarios no profesionales, o de los paisajes que la directora rueda de modo casi documental y con mirada extraña. Ese es un mérito que ha de reconocersele a la directora tanto en esta película como en la anterior: es la visión de un personaje extranjero en un país extranjero y así lo filma.

Estéticamente es una delicia. Pero el escenario no era para menos. No os podemos prometer que acabéis encantados al salir de la película, pero sí con unas ganas tremendas de comprar un billete para escaparos en Nepal.

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