Crítica de 'Deadpool', el superhéroe de lo vulgar
Vulgaridad ofensivamente irresistible con Ryan Reynolds en nuestra crítica de 'Deadpool', de Tim Miller, Rhett Reese y Paul Wernick
Sin spoilers. Antes de zambullirnos al detalle en el festival de mal gusto, lenguaje soez y bromas de indoles sexuales tan sutiles como un consolador usado estampado en la cara, cabe señalar un detalle muy importante acerca de este nuevo spin-off de los X-Men: Cualquiera que se haya leído cuatro o cinco cómics de 'Deadpool' se sabe toda la película antes de entrar al cine. Tampoco cualquier cómic, ojo, ya que la película de Ryan Reynolds y Tim Miller tiene el buen gusto de mantenerse por encima de todas esas publicaciones que se limitan a soltar un puñado de bromas y disparates sin conexión de los cuales apenas se salvan tres, como si de una mala temporada de 'Padre de Familia'. Hablo más de aquellos que se hayan leído etapas como las de Joe Kelly, Fabian Nicieza o Gerry Duggan & Brian Posehn. Esas en las que el disparatado humor del personaje y la sátira ultrametarreferencial se mezcla con su lado trágico de juguete roto y la catársis del slapstick ultraviolento en una amalgama tan única como hipnótica.
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Pero si no sabes nada de cómics pongámoslo de otra manea: Si has visto cuatro o cinco películas de acción genérica de los 80 / 90 / 2000s, ya te sabes la película de memoria. Sin embargo, hay algo para lo que no estás preparado y en lo que el lector de cómics te lleva cierta ventaja, y es en lo que Deadpool va a hacer con esa película que has visto mil veces, porque le va a hacer un agujero bien lustroso en el relleno, y se la va a trincar bien a fondo.
Dadle al play y seguid leyendo. Máximo esfuerzo
Llegando en un momento en el que las películas de superhéroes corren el peligro de quedar anquilosadas bajo el peso de su propia indulgencia, la película de Deadpool es una mera excusa autoconsciente para poner al personaje creado por Rob Liefeld en pantalla, dinamitando todo lo que se le ponga en el camino. Como si hubieran extraído al personaje de los cómics y lo incrustaran directamente en el boom del cine de superhéroes actual, el gran éxito en el que nadie confiaba es todo lo que siempre esperaste ver en una película del mercenario bocazas... Y no necesita nada más.
El hiperactivo film concebido por Rhett Reese y Paul Wernick lleva dos pasos más allá la línea maecada por James y sus 'Guardianes de la Galaxia', dando vida a una película que elude cualquier tipo de etiqueta. Deadpool es una descacharrante sátira de las películas de superhéroes de cualquier estudio que se ponga a tiro sí, pero también un vibrante ejemplo del mismo cargado de ingenio y mala leche. Deliberadamente estúpida a la par que ingeniosamente brillante, tampoco engañaba realmente a nadie cuando se vendía como una película romántica, ya que la relación entre Wade y Vanessa despide mucha más química, credibilidad y ternura que las del 90% de películas que se estrenan por estas fechas. Lleva como título 'Deadpool', y aun sigue siendo mejor historia de amor que 'Crepúsculo' o '50 Sombras de Grey'.
También se quiere presentar como parte de relato de horror, pero es seguramente uno de los aspectos donde más flojea, quedando en tierra de nadie entre la sensación de que el calvario que atraviesa Wade para transformarse en Deadpool no está todo lo aprovechado que debiera y el agradecer que la película pase rápidamente por ese trámite (ya que es lo que más desentona del resto). El protagonista de Deadpool es tan implacable como en sus más sanguinarias historias, pero al igual que en algunos films de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, la acción es tan exagerada que a penas da pie a tomársela demasiado en serio más allá de como un espectáculo de desmembramientos, humor negro y falos colgantes deslumbrantemente rodado.
Mucho mejor airosa resulta a la hora de añadir ese componente trágico del personaje original al circo de disparate continuo en el que nos embarca, quedando como una adaptación que si bien cambia numerosos detalles -que nadie espere ver en la Vanessa de Morena Baccarin a la Mística de serie B que es Copycat en los cómics-, puede ser la película de superhéroes que más cerca esté de la perfección en este aspecto. Tanto es así que hay escenas que están prácticamente calcadas de las viñetas, con momentos tan impagables como la entrega de la pizza, su primer desenmascaramiento, su encuentro con cierto personaje o el cuchillo.
En líneas generales, la película viene a ser una adaptación bastante libre en forma de la etapa en la que Joe Kelly abordaba sus orígenes, pero tan fiel en espíritu que incluso llega a mejorar muchos de los aspectos, extrayendo aciertos de etapas posteriores. El cariño que atesoran tanto los guionistas como su protagonista Ryan Reynoldspor el personaje es tan palpable como lo mucho que parecen haber disfrutado todos los implicados del rodaje, siendo en el guión y la dirección de actores donde más brilla la película. Siendo importante en lo primero recordar que el guión no equivale a argumento, si bien la columna vertebral de 'Deadpool' es tan básica como predecible, cada una de las escenas que transcurren en la transición entre A, B y C está tan desternillantemente aprovechada para que el mercenario bocazas las convierta en su espectáculo personal como tan plagadas de easter-eggs, referencias veladas y bromas ocultas que es imposible cazarlas todas en un único visionado (mientras escribo estas líneas sin ir más lejos acabo de caer en el apellido que le dan a Ajax y estoy entre aguantarme las carcajadas y quitarme el sombrero).
En el término interpretativo, cualquier elogio que se haga a Ryan Reynolds como Deadpool se queda corto, siendo el alma de la sobre la que se apoya toda la película tanto fuera como dentro de la pantalla. Sin su empeño para sacar el proyecto adelante difícilmente podríamos haber disfrutado de esta maravillosa locura, imposible sin la calificación R que tanto tuvo que pelear con el estudio. Pero lo mejor es que no se deja empequeñecer por la responsabilidad y una vez metido en fae borda a un mercenario bocazas con el que se mimetiza a la perfección. Si todavía quedaba alguien que le achacase alguna responsabilidad por el desastre de 'X-Men orígenes: Wolverine', su película en solitario va a cerrar muchas bocas -broma no intencionada- porque él es Deadpool. Del resto del reparto, que nadie espere ver a nadie pasearse a nadie por la próxima gala de los Oscars, pero todos cumplen tan bien con su papel, que es difícil poner ninguna pega.
Still better love story than Twillight
Quizás el Coloso al que pone voz Stefan Kapicic resulta un tanto bobalicón y caricaturésco en términos de como lo aborda el guión, pero supone tal mejora respecto a sus apariciones como mejor figurante musculado en 'X-Men 2', 'La Decisión Final' y 'Días del Futuro Pasado' que el cambio incluso se agradece. Con T.J. Miller impecable en su hilarante papel como Comadreja, Ed Skrein cumpliendo a la perfección como perfecto villano despreciable y Gina Carano haciendo lo que mejor se le da como sicaria parca en palabras, es Morena Baccarin quien más brilla además de Reynolds. Su papel como amante pareja y alma gemela del protagonista se aleja de la novia de superhéroe estándar, y la actriz sabe dotarla del carácter y picardía necesarias para hacer de su Vanessa y su relación con Deadpool uno de los puntos fuertes de la película.
En el campo de lo negativo, es quizás su dependencia del protagonista lo que más afecta a la película hasta el punto de que no se puede hablar exactamente de un film de ritmo constante, pausándose continuamente para que el personaje haga su show. Una queja menor, teniendo en cuenta que juega en virtud del principal punto fuerte de la cinta, pero que la puede hacer perder frente a otras películas similares como la trilogía del Cornetto de Edgar Wright o los películas de Phil Lord y Christopher Miller. Sin embargo, resulta tan adecuado para la naturaleza enervante del personaje y otorga una personalidad tan desnortadamente única a la cinta a penas llega a afectar. Sobre todo, con la impecable realización con la que el debutante Tim Miller la lleva a cabo, mostrando un aplomo inamovible a la hora de abordar los tan dispares aspectos de la película, desde su frenética acción hasta la desquiciada ternura de los momentos íntimos o cualquiera de los momentos cómicos.
Hora de hacer unos putos chimichangas
No pudiéndose hablar de 'Deadpool' exactamente como una sorpresa a menos que hayas pasado el último año metido en un búnker, el fim ofrece exactamente lo que promete, pudiendo ser su único punto en contra acudir con el hype demasiado elevado. Una película sencilla pero que aborda cada uno de los peajes habituales del cine de acción con ectremado mimo, y donde su príncipal virtud es poder disfrutar del mismo adorable cretino estrafalario, políticamente incorrecto y troll que consiguió convertirse en el favorito de tantos a través de cómics, videojuegos y convenciones de aficionados. La fiebre Deadpool llega a la gran pantalla con la energía de Wade Wilson intacta, y cualquier otra necesidad terrenales como los argumentos alambicados, la relevancia grandilocuente o cualquier aspiración trascendental se quedan guardadas en el cajón de los utillajes.
¿De qué va 'Deadpool'? Es la pista central para un espectáculo sin pausa donde un demente con factor curativo y cáncer se mofa irreverentemente, ama, dispara, pone en evidencia, mata, folla, un poco de todo y viceversa a todo lo que se mueve. Cualquier otra cosa que os cuente más de ella ya es contar demasiado, así que evitad hasta los trailer, y si queréis disfrutar de dos horas de acción, carcajadas y diálogos ácidos continua acudid sin pensarlo a vuestro cine.
Y si todavía no tenéis claro que esta es la película de superhéroes que tenéis que ver este fin de semana, aquí tenéis 25 razones para ver 'Deadpool':
