Bad Sisters es la mejor serie que no viste en 2022

¿Se puede matar a un hombre con la esperanza desesperada de que su muerte traiga la paz a cualquiera que esté en su órbita? Esa es la pregunta que se plantean y responden los primeros minutos de la comedia negra de Apple TV+ Bad Sisters, un remake irlandés de una serie flamenca llamada Clan. Vemos un cadáver, una viuda afligida y sus hermanas, claramente aliviadas, de pie alrededor del cuerpo de John Paul (JP), o como se le conoce más cariñosamente: el capullo. Con ello, el escenario está preparado para un misterio de asesinato que pone en primer plano la fuerza inquebrantable de la hermandad.

Sabemos que JP va a morir, y sabemos que sus cuñadas han coqueteado con la idea de "echar una mano a la naturaleza". Así que descubrir cómo el capullo encuentra finalmente la muerte es el delicioso regalo que aguarda en la conclusión de la serie. Es un gancho al que es difícil resistirse por el simple hecho de que John Paul es un hombre horriblemente vil, y llamarle capullo es casi una amabilidad comparado con el dolor que causó.

Desde el primer episodio de Hermanas Malas, se nos presenta a un hombre grosero y antipático, cuya maldad es mundana y desgraciadamente común. Insultos sutiles a su mujer durante una cena familiar, un tono duro con un sobrino discapacitado y comentarios desagradables dirigidos a sus suegros. Ninguna de estas acciones justifica la muerte, pero Bad Sisters utiliza sus 10 episodios para escalar magistralmente las atrocidades de JP hasta que te encuentras gritando "¡Quemad a ese gilipollas!" a las pantallas.

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La forma en que esto se lleva a cabo es a través de flashbacks que ponen de relieve por qué cada hermana Garvey quiere con razón que el hombre muera. Una a una, vemos cómo el unido grupo de hermanas se involucra en el complot de asesinato con la noble intención de salvar a su hermana del daño de John Paul. Pero lo que más me gusta de Bad Sisters es que nadie es un héroe. Cada una del clan Garvey tiene sus propias debilidades, y son sus propias venganzas personales las que realmente las impulsan.

Las agallas, la esperanza, la rabia, la imperfección y el encanto individual de los personajes titulares son lo que los hace tan maravillosamente humanos y comprensibles. Son las interpretaciones y el ritmo de la historia los que hacen que sea fácil creer que tú harías lo mismo en su lugar. Porque JP es un villano, de los que no buscan dominar el mundo, sino controlar a los demás mediante el miedo y la tiranía. Es un monstruo moderno que produce escalofríos porque no es una obra de ficción.

Bad Sisters es una serie emotiva y motivadora en todos los sentidos, que utiliza su estructura episódica para llevarnos a una conclusión inmensamente satisfactoria. El final de temporada es uno de los mejores que se recuerdan, atando bien los cabos sueltos y ofreciendo un final digno de los personajes estelares y del camino que han recorrido a lo largo de la serie.

He sido intencionadamente imprecisa porque descubrir la verdad vivida por la familia Garvey es profundamente convincente, está expertamente descrita y es exactamente la razón por la que Hermanas Malas es una serie que hay que ver. Es una historia de amor en estado puro, del dolor que aceptamos por nosotros mismos y de cómo intentamos escapar del mal cotidiano. Me ha encantado, y espero que esta joya oculta de la televisión llegue a brillar para el amplio público que se merece.