Porqué 'Ready Player One' es una de las películas más importantes de esta generación
Exploramos las razones por las que 'Ready Player One' es una de las películas más importantes de esta generación
'Juegos de Guerra', 'Tron', 'Ghost In The Shell', 'Días Extraños', 'The Matrix', 'Avatar', 'La Red Social', 'Scott Pilgrim Contra el Mundo', 'El Congreso', 'Rompe Ralph'... La experiencia virtual está tan integrada en nuestra vida, que cada día son más las películas que nacen con el fin de plasmar como afecta a las relaciones interpersonales y nuestro día a día. Sobre todo, teniendo en cuenta que es un campo sujeto a una evolución continua, en el que lo que hace unos días era futurista y aguerrido, en unas horas puede acabar siendo obsoleto. Esa es la razón principal por la que cada una de las películas anteriormente citadas están vinculadas a generaciones muy concretas, y por la cual era tan necesaria una película que abordase la convivencia del hombre actual con el mundo virtual de la forma como lo hace 'Ready Player One'.
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Tomando como base la popular novela homónima de Ernest Cline, la sorpresa más gratificante que nos ofrece la película de Steven Spielberg es no centrarse tanto en el regocijo nostálgico de la cultura de los ochenta, tornando la vista al otro lado del espejo, para contemplar que significa esta para el mundo en el que vivimos hoy. Un mundo en el que la adoración idealizada de cualquier licencia que cobrase vida durante los últimos cien años, ha alcanzado tal punto que casi es imposible encontrar un producto que no dependa de alguna forma de todo ese insondable bagaje cultural popular que cargamos sobre nuestras espaldas.
Mucho más que un festival de nostalgia
Y si bien por ahí están King Kong, el Delorean, la moto de Akira o el T.Rex de Parque Jurásico entre un interminable etc, si uno se distrae demasiado en su primer visionando con el maremagnum referencial de 'Ready Player One', corre el peligro de no fijarse con la suficiente atención en una historia que tiene mucho más que ofrecer. La aparición en los primeros minutos de la cinta de un parque temático dedicado a Minecraft -entre destinos turísticos mucho más genéricos como puede ser una playa de ensueño, las Pirámides o el Everest- no es ni mucho menos algo casual, sino toda una declaración de intenciones que ya nos da alguna pista de cual es la generación a la que va dirigida principalmente la película.
Al contrario de 'El Congreso' de Ari Folman, que abordaba un tema muy similar desde la melancolía crepuscular de alguien que ha conocido otra forma de vida y que -por lo tanto- no puede evitar sentir cierta tristeza al ver como la humanidad se ha ido distanciando del mundo real, Steven Spielberg pone todo su empeño en mostrarnos esta situación desde la perspectiva de aquellos que han crecido con ella. Y es que ahora mismo podemos hablar de toda una generación para la cual la situación en la que se presenta al protagonista de la película de Steven Spielberg -viviendo en un entorno sobremasificado al borde de la precariedad, mientras buscando algo de ancho de banda a la que poder aferrarse para olvidarse de las miserias del mundo real-, no es precisamente algo distópicos, sino que se parece sospechosamente a la cotidianidad con la que tienen que lidiar cada día.
La frivolidad como vía de escapismo
Orientada de lleno para toda esa generación de espectadores que se conocen al dedillo un bagaje cultural que en muchos casos es anterior a su nacimiento, y para los que términos como “gamer”, “YouTuber”, “pay-to-win”, “micropagos”, “DLCs”, “neutralidad de la red”, “partner” o básicamente todo lo que tenga que ver con la intromisión del capitalismo más feroz en su tiempo de ocio para exprimir todo lo que puedan sacar de ellos, sin ser conscientes de que si están allí es porque ya les han jodido cualquier oportunidad de prosperar en el mundo real, y que todo lo que buscan allí es disolver la apatía y frustración, invirtiendo su tiempo en experiencias más gratificantes en las que distraer las penas.
El legado de la Generación X
La colisión entre el mundo de tiburones Randianos que buscan vorazmente el lucro como única forma de satisfacción personal, y los herederos de una Generación X que -harta de toda esa mierda- optaron por claudicar para limitarse a disfrutar de la vida está muy presente entre el decorado nostálgico que rodea a la adaptación de 'Ready Player One'. Y si el personaje interpretado por el veterano Mark Rylance viene a encarnar la voz de toda aquella generación que descubrió los Nintendos, Star Wars y el Batman de Tim Burton, la entrega de llaves a esos hijos de los dispositivos VR, el League of Legends, la realidad aumentada y Marvel Studios tiene un simbolismo que va más allá de la pantalla, y que hace de la película de Spielberg una reinterpretación de un relato más antiguo que la vida.
La persistencia de los mismos mediocres con ínfulas de grandeza
Teniendo muy claras las amenazas -entre canibalismo corporativo, el aislamiento como mecanismo de defensa frente nuestro propios complejos, la desconexión total del mundo real o el aniquilador peso de la gris miseria de nuestro día a día- pero no tanto las soluciones, 'Ready Player One' ofrece una historia que bajo la superficialidad de los homenajes esconde un trasfondo tan tangible como directo a las tripas. No deja de ser una actualización de aquellos 'Goonies' que tanto ha acompañado a la leyenda de Amblin, pero la generación que ahora mismo está comenzando a conocer el mundo también necesitaba unos Goonies propios que les hablasen con un lenguaje que entienden y situaciones que les resulten familiares.
La trascendencia de la experiencia
aka, juega más, corre menos
La ironía es que para hacerlo haya sido necesario sacar todo el fondo nostálgico del armario, en una película que va sobre buscar un easter eggs, pero la que a la vez conviene ignorarlos para que a uno no se le escape el punto central de la película. ¿Y cual es este? Que en la vida no hay ninguna meta ante la que obcercarse obstinádamente buscando de forma apresurada pasar de nivel solo para llegar lo más rápido posible hasta la meta final, más que el valor necesario para afrontarla tal y como nos viene. Si a ello sumamos que estamos ante el primer blockbuster en mucho tiempo que no llega como parte de una saga ni con el fin de dar paso a una miriada de secuelas para poder estar completa, lo mismo ha llegado a nuestras pantallas el Santo Grial de esta generación, y todavía no nos hemos enterado.
