The Room, ¿la mejor película de la historia del cine?

AÑOS DESPUÉS, SOLO MEJORA

The Room, ¿la mejor película de la historia del cine?

Nunca está bien quedarse con lo fácil, quedarse en la superficie: The Room no es una buena película, por supuesto que no. Técnicamente es deficiente, las interpretaciones son horrendas y uno nunca sabrá si lo que está viendo es una broma o va en serio.

Pero, como siempre en estos casos, hay más. Está el esfuerzo (sobre todo económico) de un tipo que necesitaba sacar el proyecto, presentar al público toda la mierda personal que necesita exorcizar.

¿Es su creador un ser humano o un vampiro? ¿No os parece maravilloso lo que está logrando James Franco con su película sobre la creación de la peli? ¿Cómo es posible que quince años después la película siga impactando y teniendo fuerza? ¿Qué tipo de fuerza? ¿Estamos ante la propuesta más lynchiana que hayamos visto fuera de Lynch?

¿Por qué da miedo? ¿Por qué da risa? ¿Qué pasa con The Room?

Tommy Wiseau conoció a su compinche Greg Sestero en un curso de interpretación, y ahí empezó a interesarse por el extraño magnetismo del complejo compañero de pelo oscuro y edad indeterminada.

Sin apoyo de ningún estudio, Tommy Wiseau gastó más de 6 millones de dólares en producción y promoción de la película. Wiseau, también acreditado como productor y productor ejecutivo de la película, promocionó la misma como una comedia negra, insistiendo en que su humor es intencionado, aunque algún miembro del elenco ha negado anónimamente estas afirmaciones, y en su momento gran parte de la audiencia vio la película como un drama pobremente realizado. The Room ha sido citada por algunos críticos como una de las peores películas de la historia, pero como digo al principio, eso puede ser quedarse en la superficie.

 

Wiseau tiró la casa por la ventana, y en un alarde de ¿genialidad? ¿locura?, decidió rodar la película en 35mm y también en vídeo. Sí, al mismo tiempo.

Existen varias leyendas sobre la abundante presencia de marcos de fotografías con imágenes de cucharas, incluso hay un documental, Room Full of Spoons, de Rick Harper, que maneja teorías que al director de la película no le interesan sacar a la luz y que acaban de ver cómo un juez, tras varios años de pelea, ha dado luz verde a la comercialización del documental, que puede aprovechar el tirón del éxito de la película de James Franco, The Disaster Artist, basada en el libro  de mismo título escrito por Greg Sestero en el que el actor describe el proceso de creación de la película.

Hay que ver The Room para creer The Room. No es fácil saber si la libertad absoluta de un personaje como Wiseau convierte la película en una comedia voluntaria o involuntaria, pero cuanto menos sepas sobre la película, mejor será la experiencia.

Hay varios aspectos que hacen de la película una experiencia, en cierto modo, aterradora: la actuación autómata del elenco, la utilización de cromas donde realmente no hacía falta o el mismo desenlace de la película, que demuestra que la ambición de Tommy Wiseau no conoce límite, presentando un melodrama más grande que la vida. O que Tennessee Williams.

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