Sitges 2017: así ha sido nuestra semana

GRANDIOSA 50 EDICIÓN

Sitges 2017: así ha sido y así te lo contamos

Mientras España atendía a las televisiones, nosotros apurábamos nuestro último día en Sitges de la mejor forma posible: viendo películas.

Han sido cinco días de cine donde hemos visto una veintena de películas en una edición, la de las bodas de oro, que presentaba una sección oficial a competición importante en nombres y calidad, y que a buen seguro deparará una trepidante carrera por los premios.

Sitges 2017: así ha sido y así te lo contamos.

J.J. Abrams abre los testimonios de King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen, nuestra primera cita ineludible y la razón por la que decidimos cambiar el vuelo de ida.

Durante su primer acto insiste demasiado en el Cohen que menos interesa, pero es una presentación que había que hacer.
Solo por los conflictos enlazados verbalmente entre él y Michael Moriarty o Fred Williamson ya merece la pena.

Lo nuevo de Justin Benson y Aaron Moorhead parecía que iba a centrarse en el mundo cult, pero resulta que van y se marcan una vuelta de tuerca con la que no contaba nadie, muy meta y protagonizada por los mismos directores.

La primera película en solitario de uno de los directores de la magia cinematográfica conocida como Crank, Mom and Dad, tiene el plus de Nicolas Cage desatado dando lo mejor de lo sí en un par de jornadas de rodaje que dan como resultado la actuación más histriónica de sus últimos trabajos y, lástima, una película un tanto cobarde que podría haber tenido mucha más miga.

Sitges 2017: así ha sido y así te lo contamos

Otro joven talento que ha calado en el público del festival es el jovencísimo director turco Can Evrenol, que tras conquistar los corazones de todos los amantes del género más bruto hace dos años, retoma con Housewife el ambiente del cine italiano de los setenta.

De lo mejor y más respetuoso con el género que hemos visto este año. Una colección de hits del horror clásico europeo con una guinda final de aplaudir muy fuerte.

La sección de películas TOP del festival se abrió con la nueva apuesta de Yorgos Lanthimos, que venía de rodar su película más loca y ligera con Langosta y ahora vuelve a las andadas de la provocación con un trabajo mucho más acorde con su obra anterior. A ver, qué esperabas de una película que lleva por título El sacrificio de un ciervo sagrado.

También arriba, apostando muy fuerte por hacerse huecos en los mejores recuerdos de la edición, sobresalen Creep 2, secuela de la divertida comedia negra de Patrick Brice y Mark Duplass que pronto estará en Netflix; The Ritual, adaptación de la novela de Adam Nevill que también llegará a la plataforma, es la mejor peli de terror de esta edición. No te la pierdas cuando llegue a Netflix, que también la ha comprado.

Thelma, que huele a premio, tiene tantos referentes y tanta clase que no voy a mencionar ninguno para que la disfrutes tanto como yo.

Todo aderezado con el gélido encanto septentrional que tanto empeño está poniendo en realzar el género.

The Little Hours tiene a la buena de Aubrey Plaza y compañía en un rodaje pasado de madre, incorrecto y sexy que se merece todo nuestro respeto.

Una de las candidatas a peli cuqui del año y reina del boca oreja es A Ghost Story, una tristísima y ¿optimista? odisea paranormal donde el único elemento que da miedo es el amor. Una gozada para ver en las mejores condiciones. Casey Affleck sigue siendo el mejor actor del momento a la hora de elegir qué película debe protagonizar.

Si tengo que elegir la película más potente del festival, lo tengo fácil. Además, no es que se trate de la película más potente de Sitges: es la más potente del año. Todo el cine peligroso de los setenta, el que se veía mal y apestaba a mierda y orina, el cine de las midnight movies extremas donde solo se disparaba a la puta cara en primeros planos, donde las hostias eran secas y sonaban a hostia seca, donde era imposible ver a un héroe más allá de un hombre con algún tipo de valor al que no puede fallar, todo eso y más, está magníficamente representado aquí. Pero con mejor fotografía.

Un actor inconmensurable, un ritmo mucho más vivo que el de Bone Tomahawk y alguna de las cosas más brutas que hayas visto en una película están aquí, con unos diálogos tan depurados como en su anterior trabajo y con la potente carga dramática habitual. Demos un caluroso aplauso a S. Craig Zahler, Vince Vaughn y su extraordinaria Brawl in Cell Block 99. La mejor película que verás este año.

Sitges, amor mío, nos vemos pronto: solo nos queda otro año de condena.

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