Crítica de Annabelle: Creation

HOLA, MUÑECA

Crítica de Annabelle: Creation

Echando un vistazo a mis notas sobre la película anterior de la muñeca diabólica del almacén Warren que tanto ha hecho por James Wan, descubro que podría haber copiado y pegado aquí esas mismas notas. Crítica de Annabelle: Creation.

Y es que, en efecto, sí, sobre el papel estamos ante más de lo mismo: aires de puro telefilm de aquellos que llegaban directamente a nuestros videoclubs a mediados de los ochenta.

Quizás algo menos concreta y probablemente más estirada de lo necesario, Annabelle: Creation consigue, sin embargo, que su atmósfera supere a la de la primera parte. La ambientación cuidada y semi desnuda de la casa en medio de ninguna parte es el gran acierto de esta pequeña pieza artesanal que deja de interesar cuanto menos pequeña y artesanal se empeña en parecer.

Por momentos podríamos incluso pensar que esto es lo mejor que le podía estar pasando al Universo Conjuring en unos momentos donde el paralelismo de las criaturas descubiertas en las películas de James Wan empiezan a derribar puertas y fronteras en forma de largometrajes de horror genéricos.

Eso sí, el nuevo fichaje de DC,David F. Sandberg, que ahora se encuentra empezando la producción de Shazam!, ni más ni menos, necesita demostrar que hay un buen director con personalidad, porque brillar brilla más bien poco.

A pesar de todo, de sus limitaciones tanto presupuestarias como artísticas, Annabelle: Creation ha sido un gran éxito de taquilla. Y es posible que eso tenga algo que ver con el cariño, directamente proporcional a la funcionalidad de un guión con plantilla genérico y mil veces visto que se se viene arriba gracias a un reparto sólido, a una monja sexy, algo de agradecer ya que las últimas monjas que nos hemos echado a los ojos parecían siempre la misma, y, sobre todo, a dos niñas que se comen al resto en términos interpretativos y carismáticos. Samara Lee y Lulu Wilson se convierten en las dos verdaderas triunfadoras de la función, contagiando al espectador su inocencia y ganas de divertirse… pasando miedo.

A pesar de sobrepasar el cupo de sustos de sonido permitidos o tolerables (algo que ni siquiera ha pasado en IT, por más que muchos se empeñen en insistir en lo contrario), la banda sonora y un viejo caserón que nos remite a la época dorada del American Gothic, subgénero ya extinto por desgracia, Annabelle: Creation es una juegosa propuesta para una inocente primera cita o para esquivar los restos de altas temperaturas estivales que aún pueden asomar por medio mundo.

Nada nuevo bajo el sol pero ejecutado con la suficiente valentía y arrojo como para, encima, lograr al final que la primera parte de la película, simpática pero lejos de ser importante, mejore un poco más.

En cuanto David F. Sandberg coja un poco más de soltura con la cámara, podemos estar ante otra gran esperanza para el género, ya que mejora los resultados de su debut, Lights Out, producido, precisamente, por el propio James Wan tras ver su cortometraje de mismo título.

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