Muere Tobe Hooper, el hombre que cambió el cine de terror

NUNCA LO TUVO FÁCIL

Muere Tobe Hooper, el hombre que cambió el cine de terror

Muere Tobe Hooper, el hombre que cambió el cine de terror. A los 74 años y en California ha fallecido uno de los responsables de revolucionar el mundo del cine. Con La Matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre) el cine cambió para siempre y su universo sigue liderando las pesadillas en celuloide. La sensación que se queda en el espectador cada vez que la ve es la de haber dormido doce horas, pero dentro de una pesadilla infinita de esas que incluyen tropiezos, caídas e inmovilidad en las piernas a la hora de levantarse. Su banda sonora puede ser una de las más importante del género y, probablemente, la más denostada también. Justo como su trayectoria.

A pesar de contar con hitos del género como La casa de los horrores (The Funhouse), Poltergeist o Lifeforce: Fuerza Vital, también se adelantó al resto de directores de género que integraban la comedia negra dentro del horror para molestar aún más al respetable, algo que hizo de manera única en la secuela de su obra maestra, Masacre en Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2). La Cannon decidió dar un paso más en la masacre, y ese paso consistía en rodar una película que parece salida de la cabeza del hermano de Leatherface.

Muere Tobe Hooper, el hombre que cambió el cine de terror

Tenía pegas, claro que las tenía, sobre todo que el número de muertes de la peli es muy bajo. Sin la secuencia de apertura, de hecho, sólo habría una muerte. Porque ahí la cosa iba de otro tipo de excesos, desde la mala cara de un Dennis Hopper, que en el fondo y como siempre debía estar a lo suyo, a la muy Troma trama subterránea sobre las salsas de chili.

También jugaba en su contra el cambio de estilo narrativo al olvidarse de la atmósfera asfixiante y casi documental de la anterior. Era una comedia bastante jodida, porque de matanza ahí quedaba más bien poco.

Mención especial para la ejemplar adaptación televisiva del Salem’s Lot de Stephen King y la increíble casa de los horrores de The Funhouse, probablemente la mejor película de todos los tiempos desarrollada en un circo con permiso de Freaks.

Con Invasores de Marte (Invaders from Mars) volvía a su casa de adopción, Cannon Films, con la que rodó uno de los mayores disparates de su carrera, Lifeforce. una película que lo tenía todo. Todo lo bueno y todo lo malo. Como una de Quatermass co-dirigida por Tinto Brass, con zombies, muñecos, tetazas, delirio y un montón de explosiones corporales, pero coño, qué fácil tropezaba en el sopor. ¿Culpa de Dan O'Bannon? ¿Del director? ¿De la Cannon? Creo que un poco de todos.

Muere Tobe Hooper, el hombre que cambió el cine de terror

A partir de ahí, poco menos que el olvido. Combustión espontánea (Spontaneous Combustion), una delirante propuesta entre el Expediente X menos accesible y la leyenda urbana, que se aprovechaba de un Brad Dourif en estado de gracia.

Ni Alianza Macabra (Alianza macabra) ni el remake de La masacre de Toolbox (Toolbox Murders), la siguiente película y que llegó diez años después ayudaron a recuperar su posición. Su último largometraje, Djinn, una película árabe, es una prueba irrefutable del infierno que vivió en vida un artesano que, como casi toda su generación, se quedó sin sitio en el mundo. Pero solo en el del cine.

Descansa en paz, maestro.

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