Los 13 mayores fracasos de la historia del cine

NO SALEN LAS CUENTAS

Los 13 mayores fracasos de la historia del cine

No importa que el director sea una leyenda, que la película sea realmente buena o que hayan elegido una mala temporada para el estreno: los fracasos pueden sorprender a quien menos se lo espera. Gente como Brian De Palma o Michael Cimino vieron como sus ambiciones terminaron por hundir estudios legendarios, curiosamente con películas extraordinarias o por encima de la media. Bienvenidos al asombroso mundo de los 13 mayores fracasos de la historia del cine.

Rey Arturo (King Arthur: Legend of the Sword)

Guy Ritchie sabe mejor que nadie los vaivenes de la taquilla: hoy eres dios (Sherlock Holmes) y mañana un pardillo. Y su nueva propuesta ha sido uno de los más sondados terremotos de los últimos años. Planteada para ser trilogía, su macarra visión de la leyenda de Arturo costó 175 millones de dólares y en USA apenas ha recaudado 35…

Ben Hur

A veces un fracaso no sorprende demasiado. ¿Alguien esperaba que en estos días de incredulidad y poca fe no funcionaría una película bíblica (y fea) de 100 millones de dólares? Deberían haber tomado nota de Mel Gibson.

La hoguera de las vanidades (The Bonfire of the Vanities)

El maestro De Palma adapta a Tom Wolfe con 50 millones de dólares de 1990, y no recauda ni una tercera parte. ¿Es una peli mala? Rotundamente no. Digamos que es fallida, pero técnicamente irreprochable. Basta con ver el prodigioso arranque de la película.

Sahara

Es posible que cuando tu ópera prima cuesta 130 millones y termina recaudando la mitad en tu casa, no vuelvas a tener esa oportunidad. Breck Eisner sufrió en sus carnes la indiferencia a su divertida película y, a pesar de haber rodado la estupenda The Crazies (mejor que la de Romero), no parece que su destino vaya a ser el de los blockbusters.

John Carter

Andrew Stanton debe tener claro que fuera del terreno animado de Pixar no va a tener otra oportunidad como esta. Lejos de ser una mala película, pero también lejos de tener algo de ritmo.

Speed Racer

Lástima que se hayan adelantado tanto respecto al espectador. Dentro de otros siete u ocho años hablamos. A lo mejor ya las van mostrando en las escuelas del cine de nuestros hijos.

Catwoman

Pitof no parecía el director más adecuado para levantar el universo DC y sus 100 kilos se quedaron en menos de la mitad. Lógico.

El gran halcón (Hudson Hawk)

Un Willis seductor cada tres planos, se colgó media docena de aretas en la oreja, disfrazó la historia de comedia absurda, colocó a dos villanos sádico-masoquistas, puso a James Coburn a hacer kung fu, travistió a Caruso, inventó un ejército dantesco con nombres de chocolatinas, disfrazó a la Andie McDowell más potentorra de monja y creó persecuciones imposibles en camilla, perros obsesionados con los genitales, un Alfred que haría babear a Nolan, transiciones imposibles y, además, se cagó en lo que haría el puto turras de Dan Brown diez años después. Y una vez mezclada toda esa mandanga, la bañó en slapstick.

Joder, Hudson Hawk es una película de puta madre.

Pan: Viaje a Nunca Jamás

No hay duda del talento enorme de Joe Wright ni tampoco de la nula necesidad de hacer algo más hortera que Hook.

El llanero solitario (The Lone Ranger)

La épica del entretenimiento honesto y gran ejemplo de catástrofe injusta para Disney.

Obra maestra de un director muy muy potente, preciosa y emocionante. El mejor Dark Disney.

La Puerta del Cielo (Heaven’s Gate)

El desastre definitivo de la historia del cine. Cimino era un cabezón, pero su película es monumental.

El guerrero 13 (The 13th Warrior)

Hasta Michael Crichton renegó de su propia obra. Una fiesta que no entendió nadie. Solo su director.

La cura del bienestar (A cure for wellness)

Una historia de terror extremadamente incómoda y adulta que arranca como Drácula hasta hacer una parada en un corredor sin retorno. Y justo cuando crees que Gore Verbinski ha decidido hacer una película pequeña, clásica y sin aspavientos, llega la segunda de las dos horas y media de duración.

Una obra maestra que sangra y nos trae de vuelta una serie de patrones y costumbres largo tiempo olvidadas. Entre nosotros, el House of Usher del nuevo milenio.

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