Deadpool a los Oscar
Deadpool a los Oscar, ¿por qué no?
Si tenemos en cuenta que ha estado nominada a varios Globos de Oro (incluyendo mejor película en la categoría de musical o comedia o mejor actor en la misma categoría), ¿por qué no soñar con alguna nominación a los premios de la Academia de Hollywood?
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A ver, es posible que ni siquiera tenga menciones técnicas, puesto que los pelotazos de allí tienen mucho más dinero y talento, pero soñar es gratis y, además, Ryan Reynolds es un tío con suficiente carisma para conquistar a los colegas que deben votar.
Y para ir preparando el terreno ha decidido “enviar” el clásico vídeo “for your consideration”, desternillante coña que ensalza las virtudes de su película, incluidos siete unicornios mágicos o cuarenta y dos cartas de rechazo por parte de Fox. Lo dicho, un genio.
Deadpool fue uno de los mayores éxitos de la temporada pasada y la mayor y más agradable sorpresa dentro del trillado y cada vez menos sorprendente género de los superhéroes. La película, apuesta personal de un Ryan Reynolds que movió cielo y tierra para salir adelante, tenía un modesto presupuesto (para ser una peli de superhéroes) de algo menos de sesenta millones de dólares, con una recaudación mundial de casi ochocientos. Inimaginable si tenemos en cuenta que se trata de un personaje poco conocido por el gran público y que la película era para mayores de dieciocho años.
A pesar del éxito y de tener la secuela confirmada, los problemas no han desaparecido en la preparación de la segunda parte, donde por diferencias creativas, el director de la primera y que debía repetir en la siguiente, Tim Miller, renunció hace unas semanas.
La buena noticia es que su sustituto, David Leitch, es uno de los responsables de John Wick, una de las mejores películas de acción que hayamos visto en años.
