Crítica de 'Jurassic World', la nueva era de los dinosaurios

COLIN TREVORROW Y EL PARQUE TEMÁTICO DE LA NOSTALGIA

Crítica de 'Jurassic World', la nueva era de los dinosaurios

Crítica de 'Jurassic World', Colin Trevorrow y el parque temático de la nostalgia

23 años después de que acudiéramos al cine en masa para ver como la magia del cine devolvía la vida a los dinosaurios, Colin Trevorrow ha tenido el honor de filmar la secuela de 'Jurassic Park' más efectiva hasta la fecha. Una afirmación que quizás pueda ser engañosa, puesto que su 'Jurassic World' sigue estando a años luz de la original de Steven Spielberg. Sin embargo, el director de 'Safety Not Guaranteed' acierta de pleno en algo extremadamente sencillo, pero que ni Joe Johnston ni el propio Spielberg parecieron tener en cuenta con anteriores entregas de la saga: No complicarse la vida.

Estrenada hace unos días en nuestros cines, la nueva película de 'Jurassic Park' no deja de ser una apelación a las nostalgia. Una recreación casi exacta de la misma fórmula que hizo que nos quedásemos boquiabiertos en nuestra primera visita a la isla Nublar, más grande, más ruidosa y perfectamente consciente de que -haga lo que haga- nunca va a estar a la altura del film que lo inició todo.

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Abierto de nuevo

Está autoconsciencia es una de las principales virtudes de esta película de dinosaurios que necesitó tantos años para desarrollarse (desde 2004 nada menos), que ni siquiera los productores parecían tener claro que fuera a llegar a buen puerto. Así parecen constatarlo unos efectos especiales que no pasan de “cumplidores”, y que desde luego están muy lejos de lo que supusieron los desarrollados en su día por Industrias Light & Magic. La total ausencia de actores de primera línea -salvo un Chris Pratt al pocos conocían hasta hace cuatro días- y un presupuesto relativamente modesto tampoco dejaban entrever una fe ciega por parte de los responsables financieros de la cinta.

Y sin embargo, 'Jurassic World' de Colin Trevorrow se ha convertido en menos de una semana -no solo en uno de los mejores estrenos a nivel mundial de la Historia-, sino que acaba de desbancar a 'Los Vengadores' de Joss Whedon como mejor primer fin de semana de la taquilla americana. Sin presupuesto, sin nombres de primera fila y sin un argumento que vaya a reinventar la rueda del troncomóvil de los dinosaurios de Steven Spielberg. ¿Qué ha pasado aquí?

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Espectáculo prehistórico

El oportunismo de la ya citada nostalgia ha sido una de las grandes bazas de la primera película de 'Parque Jurásico' en 14 años, hasta el punto de que sus responsables lo abordan más como una revisitación de la original que como secuela. Todo lo ocurrido desde que John Hammond abriera el primer parque sigue existiendo entre salones memoriales en honor al difunto Richard Attenborough e infinidad de guiños cómplices enterrados entre la profundidad de la selva. Esto hace que la experiencia de ser un hijo de los noventa que acude al cine para ver 'Jurassic World', sea equiparable a adentrarte en el desván familiar y reencontrarte con los juguetes de tu infancia.

Trevorrow y su equipo saben potenciar este efecto a consciencia, haciendo de su cinta la película de 'Parque Jurásico' más Parque Jurásico desde 'Parque Jurásico'. Un sentir que ya quedaba muy claro desde la campaña promocional, y en el que el film explota a conciencia con un bombardeo de homenajes poco disimulados, y escenas pensadas para enmendar la plana a cualquier descalabro de sus predecesoras.

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Jugando a ser Dios

Incluso prescindir de la práctica totalidad del reparto original -con la salvedad de B.D. Wong, cuyo personaje no deja de ser un nexo testimonial- ha terminado jugando a su favor, al caer en la cuenta de un segundo detalle en el que tampoco parecieron reparar las anteriores secuelas: Matemáticos expertos en la teoría del caos, paeleontólogos con una relación disfuncional que romperá el corazón a muchos, parejas con problemas matrimoniales... Todos y cada uno de ellos nos importa exactamente lo mismo que el guano de un Triceratops. De la misma forma que cuando alguien va a ver una película de 'Alien' esperas es al xenomorfo dándolo todo, al asistir al cine para disfrutar de una secuela de 'Parque Jurásico' lo que principalmente buscas son dinosaurios.

No dinosaurios siendo humillados por una cría haciendo cuatro malabares de gimnasia escolar o destrozados en las fauces de otros menos populares. Queremos nuestra ración de dinosaurios y queremos que sean el no va más. Y si hay humanos, que sea para correr despavoridos mientras ponen sus instintos de supervivencia al límite y hacer de carnaza o -como mucho- para recordarles a los más pequeños que pueden aspirar a profesiones guays como paleontólogo, genetista o domador de raptores. Pero para todos los que ya peinamos cierta edad es más fácil empatizar con el tiranosaurio que se zampa de un mordisco al enervante hombre de negocios o los pterosaurios que se abalanzan sobre las interminables colas de un parque de atracciones que con cualquier humano con dos o tres doctorados.

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¿Quién necesita argumento cuando tiene dinosaurios?

'Jurassic World' lo sabe, y en ese sentido sabe ofrecer más fanservice con dinosaurios que cualquiera de las anteriores secuelas, con aportaciones como el descomunal Mosasaurio o un mastodóntico homenaje a 'Los Pájaros' que deja a la escena de la pajarera de 'Jurassic Park III' a ras del suelo. Tampoco faltan unos raptores que por fin vuelven a ser los temibles velociraptores que nos metieron el miedo en el cuerpo entre la primera y la escena de los pastos de 'El Mundo Perdido' -sin olvidar por ello la evolución que se les estaba dando en las anteriores entregas- ni el oportuno cameo del Tiranosaurio (la misma hembra de la cinta original para más señas).

Los más puristas quizás se quejen de la aberración que supone ese Indominus Rex creado mediante mezcla de ADN de diferentes especies. Pero la cinta no solo sabe perfectamente de que su mera existencia es una afrenta para los dinosaurios “auténticos”, sino que además lo utiliza para lanzar dardos envenenados contra la industria del entretenimiento y la absurda necesidad de ser más grande, feroz y mortífero a cada entrega para mantener el interés del público.

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Los humanos son para comer

Como espectáculo de dinosaurios sin más pretensiones que mantener encendida la llama de la saga es difícil ponerle ninguna pega a 'Jurassic World'. Que nadie espere un sesudo análisis sobre las costumbres de los reptiles prehistóricos ni que la sangre corra en ríos en una masacre indiscriminada de inocentes. La cinta no deja de ser una festejo explotativo de la fórmula de 'Parque Jurásico' sin más aspiración que ser un homenaje a la cinta original, y revivir de forma cómplice sus encantos tanto para los que crecimos con ella como para aquellos que aun no tengan la suerte de conocerla aun.

Tanto lo consigue en su buscada y palomitera inocuidad, que hasta los personajes humanos tienen la caracterización justa y necesaria para no ser simple carnaza genérica frente a las mandíbulas de los dinosaurios. Que nadie espere complejidad más allá de los clichés y arquetipos del cine de aventuras de toda la vida. Es más, todos y cada uno de ellos está al límite de la estupidez supina, optando por lo contrario a lo que dicta el institinto de supervivencia en cuanto tienen ocasión, con alguna que otra pincelada de chispa para que nos debatamos entre desear que se los coman y lamentar su muerte. El único que realmente destaca es el Owen de Chris Pratt como una suerte de César Millán de los dinosaurios, con el que se confirma como valor de futuro para el cine de género, sin por ello repetir su papel en 'Los Guardianes de la Galaxia' ni hacer demasiado ruido para no arrebatarle la función a sus verdaderos dueños.

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Chris Pratt Hero, mode #2

Mención especial merece el personajes de Bryce Dallas Howard, como un disparatado icono trash en las antípodas de la Imperator Furiosa de la reciente 'Mad Max', y que le ha costado al film más de una mirada de escepticismo. Porque -efectivamente- el tratamiento de los personajes femeninos de 'Jurassic World' está al borde de lo enfermizo. Pero la palabra clave debería ser “al borde”, donde cuesta tener claro si Trevorrow es el demente misógino que proclaman algunas voces críticas contra el film, o un maldito genio que está tirando abajo los clásicos más cafres del pulp.

El debate se divide entre la transformación que sufre la Claire de Dallas Howard y por cierto acontecimiento que está entre los más sádicos y crueles que se hayan dado la saga. En lo que respecta a la primera, la protagonista femenina de 'Jurassic World' pasa de ser una eficiente, hiperactiva y controladora gerente del parque, a convertirse amazona turgente refugiada en los brazos de Pratt que bien podría haber sido creada por el mismísimo Frank Frazetta. Completamente desubicada en el parque que dirige con implacable agenda de hierro en cuanto se convierte en un caos controlado por animales prehistóricos, ni siquiera Joss Whedon pudo evitar criticar el tratamiento del personaje, tildándolo de un rol anacrónico y sexista en la línea de la Kathereen Turner de 'En Busca del Corazón Verde'.

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El personaje de la polémica

El director de 'Jurassic World' se tomó la crítica con suficiente humor como para darle la razón a Whedon aludiendo que esa es precisamente la intención, y lo cierto es que -por la escena en la que Claire se rompe la blusa delante de Pratt y este suelta un incredulo “¿Qué se supone que significa eso?”- casi podría decirse que Trevorrow está asumiendo una aproximación completamente irónica y jocosa del cliché de la heroína pulp de los setenta. Un delirante fetiche pelirrojo que corretea por la jungla arrastrando mierda de dinosaurio con una camiseta de tirantes ajustada, falda abuela y ¡zapatos de tacón rosa! de último modelo. ¿De verdad hay que tomársela en serio?

Más teniendo en cuenta que su personaje se pasa toda la película cosplayeada de Jim Hammond, por lo que no deja de ser una sexualización del entrañable vejete de la primera película de 'Parque Jurásico' (concepto que de por si ya haría que a Sigmund Freud le estallase la cabeza). Pero para todos los que se quejan por el desamparo al que se ve sometido el personaje cuando la cadena trófica se apodera del parque -donde no deja de encarnarnos a cualquiera de nosotros, la persona corriente en mitad del caos-, quizás habría que recordarles algo que 'Jurassic World' no deja de recordar sobre sus verdaderos y auténticos protagonistas, los dinosaurios: Todos y cada uno de ellos son hembras, desde la jauría compuesta por Blue, Charlie, Eco y Delta que terminan desbancando hasta el propio Pratt, hasta la letal Indominus Rex.

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Cuando pienses en ella, ten en cuenta que es él

En lo que respecta a la crueldad con los personajes, tampoco es algo exclusivo contra el sexo femenino por mucho que sea una mujer la que protagoniza la escena más exagerada en este aspecto. En general, Trevorrow gasta bastante vitriolo, especialmente a la hora de despacharse de los personajes. No es que sea un film gore ni que contenga más contenido gráfico que el apto para toda la familia -de hecho, en la mayoría de los casos las víctimas parecen crash dummies en manos de los dinosauros-, pero si que gasta una mala baba muy serie B en la línea de la divertidísima 'Deep Blue Sea'.

Desgraciadamente, la secuela de Parque Jurásico de Colin Trevorrow no lleva esta vena cafre a sus últimas consecuencias con los personajes que más lo merecían: Los dos niños protagonistas. De largo lo peor de la cinta junto a sus padres y la novia del mayor de ellos, están tan fuera de lugar de la cinta que cada vez que la cámara se centra en ellos casi sería recomendable aprovechar para acudir al servicio o recargar palomitas. Enervantes y llenos de clichés familiares almidonados, el hecho de que la mayor parte de sus escenas no solo no aportan nada, sino que además son tan prescindibles que la cinta funcionaría mejor sin ellas, hacen pensar que han sido más un trámite forzado por la productora que una trama en la que de verdad confiase el director.

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Plz, eat them!

Aun con ellos, 'Jurassic World' resulta disfrutable para todo aquel nostálgico que llegue al cine sin más ambiciones que ver a los dinos corretear y zamparse al primer despistado que atrapen. Si 'Parque Jurásico' era el 'Tiburón' de las películas de dinosaurios, 'Jurassic World' no ha terminado siendo el 'Tiburón 3D' que tanto temíamos algunos, sino más bien una 'Pirañas' ultrareferencial, serie B y rematadamente friki.

Parque temático en forma de película que en homenaje a la trilogía original sabe hacer pasar un buen rato, a pesar de que público y responsables somos plenamente consciente de que todo es de cartón piedra. Un 'Mad Max' de baratillo que saquea impunemente a la trilogía original arreglando todo lo que puede, pero que en ningún momento busca dejar huella ni otra cosa que ofrecer un buen rato comiendo palomitas a dos manos. Si lo que buscas es algo a la altura del 'Parque Jurásico' original, mejor tira del VHS porque ni has vuelto a tener 5 años ni aquella cinta se va a repetir. Si tienes una tarde aburrida y pretendes divertirte un rato rememorando la fiebre de los dinosaurios viendo como las masas aterrorizadas huyen ante su imparable avance, 'Jurassic World' de Collin Trevorrow es un producto tan rematadamente nostálgico y endiabladamente ágil que muy seguramente te podrá ayudar.  

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