Crítica de 'El Lobo de Wall Street'

INVIERTE TU DINERO, QUE YO ME LO GASTO EN COCA

Crítica El Lobo de Wall Street

La borrachera del dólar. Crítica de 'El Lobo de Wall Street'

¿Recuerdas ese billete de 10 Euros cogiendo telarañas en tu cartera? Puede que todavía no lo sepas, pero necesitas invertirlo en 'El Lobo de Wall Street'.

Tras desplumar a millones de pequeños inversores, arruinar la economía actual y estafar a todo el que se pusiera delante, Jordan Belfort quiere tu dinero para que -durante tres horas- lo veas gastarlo en putas, drogas, vicios rocambolescos y más putas en el último desenfreno cinematográfico con la firma de Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio.

Rey de la especulación bursátil y los bonos basura, Belfort es la estrella total de un film con el que el autor de 'Taxi Driver' e Infiltrados' prosigue su retrato de la Historia contemporánea de América. Recuperando los fueros de 'Uno de los Nuestros' y 'Casino', Scorsese nos sumerge en una nueva forma de crimen voraz y sin mesura en el que las pistolas fueron sustituidas por porcentajes, y las extorsiones por acciones envenenadas.

Crítica El Lobo de Wall Street

Hermana salvaje de 'Wall Street' de Oliver Stone, 'El Lobo de Wall Street' sigue el ascenso y caída de un tipo despreciable, ruin y sin escrúpulos prosperó en las feroces aguas de la bolsa de Nueva York, exprimiendo hasta el último centavo de sus clientes a ritmo de coca, orgías y coches de lujo. Pero lo hace de una forma tan endiabladamente adictiva, que es imposible no dejarse arrastrar por el hipnótico carisma de este Robin Hooddel Siglo XXI que robaba a los pobres para seguir robando a los ricos.

Cargada de cinismo y humor negro, Martin ignora los puntillismos de las cifras de mercado y los mecanismos de la bolsa para centrarse en lo que realmente importa: El sórdido carrusel de excentricidades y abusos de un panda de indeseables cegados por la droga y cuantías indecentes de dinero ('¿Que importa como lo ganábamos?' -exclama Belfort al interrumpir su exposición– 'Lo que importaba es que eramos asquerosamente ricos').

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Para dar vida al patriarca de esta Sodoma y Gomorra bursatil, Scorsese cuenta con la complicidad de un Leonardo DiCaprio fuera de sí. Completamente desatado, el actor de 'Bandas de Nueva York' y 'El Aviador' da lo mejor de si mismo con su histriónica personificación de un líder monetario embarcado en una perpetua borrachera de dígitos, poder y sustancias psicotrópicas.

La constante adicción a un subidón de ocho dígitos es la única meta de un Lobo de Wall Street intoxicado por una visión hipertrofiada del sueño americano, en el que ganar más dinero es el único objetivo de ganar dinero.

Para acompañarle, Di Caprio cuenta con un séquito de descerebrados en cuyas manos quedaba la responsabilidad de manejar el dinero de sus clientes. De entre ellos, destaca un Jonah Hill descomunal como compadre de fechorías financieras de Belfort. Juntos, y con la ocasional colaboración de gente como Jon Bernthal o Rob Reiner, consiguen los más impagables momentos de la cinta (como una suerte de drogados 'Laurel y Hardy' del dólar).

Crítica El Lobo de Wall Street

Como suele ser habitual en el cine de Martin Scorsese, 'El Lobo de Wall Street' cuenta con un impecable cast repleto de secundarios que derrochan carisma como su protagonista cuartos. Desde la exuberante Margot Robbie en su rol caza-fortunas hasta un colosal Matthew McConaughey, cada uno de los rostros que pasa por la pantalla parece entregado a esta demencial feria de las vanidades en el que el dinero fluye con la irresistible obscenidad de cuerpos de supermodelos perfilados con cirugía láser y yuppies de narices espolvoreadas.

A pesar de una duración tan excesiva como el film en si mismo, 'El Lobo de Wall Street' sabe mantener el tipo dejando poco espacio para la distracción del espectador. En su contra pueden usarse argumentos como la duración de pasajes tan tragicómicos como el accidentado colocón con los Lemmons 714, o que al final de su epopeya no quede claro si Scorsese pretende firmar una sátira de tan controvertido personaje o exaltar sus logros.

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Poco que objetar para una película tan desmadrada como necesaria, ahora que sabemos lo que hacían con nuestro dinero todos aquellos popes financieros a los que tan felizmente se los entregábamos. Así que, ¿de que va 'El Lobo de Wall Street'? De los últimos días de Babilonia. La debacle del imperio del dólar a través del febril frenesí de los noventa, antes de que nos diéramos cuenta de que estábamos entregando nuestra confianza a los tipos que nos robaban a dos manos.

Una película de Martin Scorsese que nos devuelve a su estado más puro pero a la vez temerario, apoyado sobre los guiones de un Terece Winter recién salido de 'Los Soprano' y 'Boardwalk Empire'. Imprescindible para todos los seguidores de esta dupla, del cine en estado puro o del libertinaje consumista en superhabit, 'El Lobo de Wall Street' debería ser la justa ganadora de los Oscars 2014 si no fuera porque en realidad no debería recibir ninguno.

Bastante premio recibió ya el tal Belfort tras estafar, arruinar y traicionar a miles de tipos sin más condena que unos cuantos meses en la cárcel como para confiar en sus manos las estatuillas de oro. De seguir su ejemplo, la forma más apropiada de verla sería en una sala de cine privada con un copazo de coñac, un par de rayas sobre las nalgas de una supermodelo y descargada de Torrent.

Para los que no podemos mantener su tren de vida pero de vez en cuando nos gusta aparentar que somos ciudadanos de bien, nunca viene mal darse una escapada por las salas para disfrutar de cine en estado puro con el 'Lobo de Wall Street'.

¿Qué no so convence? Aquí tenéis diez razones para ver 'El Lobo de Wall Street'

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