El mundo del cine se rinde ante el fallecido Tony Leblanc

OJALÁ TE HUBIÉSEMOS TENIDO PARA ESTA ÉPOCA DE CRISIS

tony leblanc capilla ardiente

Si el Sábado un paro cardíaco se llevaba al gran Tony Leblanc de la misma forma en la que llegó un día a Madrid, 90 años después y tras haber recolectado millones de risas cómplices durante toda su vida.

Un día después su cuerpo ya ausente encontraba acomodo en el cementerio de la Almudena de la capital de España y su capilla ardiente se ubicaba en el Teatro Fernando Fernán Gómez, entre aplausos y reconocimientos del mundo del cine, la televisión y el teatro. Pero por si eso no fuera poco, miles de ciudadanos acudían a dar su último adiós a quien les supo arrancar una sonrisa en los duros días de una España que trataba de dejar atrás las penurias de la posguerra.

Entre los asistentes, cómicos y actores que había colaborado muy estrechamente con él como Juan de Dios de Cruz y Raya, Santiago Segura, Concha Velasco, Pilar Bardem, Imanol Arias entre muchos otros, se acercaron a despedir a quien de forma unánime reconocieron como alguien 'de su familia'.

Porque Tony Leblanc era así. Indiferente de la fama que tuviese en ese momento, siempre se caracterizó por ser un tipo humilde, fiel a sus raíces y un currito del mundo de la comedia que no tenía problemas en llenar sus jornadas de sesiones de teatro y rodajes. Una persona de gustos sencillos y que carecía de una ambición más allá del propio reconocimiento a su trabajo y su talento. Uno no puede evitar recordar verlo como un niño, casi a punto de morir de felicidad cuando recogía su segundo Goya por 'Torrente: El Brazo Tonto de la Ley'.

No somos nadie. Y menos, comparados con un genio de la comedia, así que nadie mejor que él mismo para despedirse con la famosa manzana y su propio epitafio: 'Aquí yace un cómico. Fin de la primera parte'.

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