'Super', el superhéroe realista

‘Super’, la película que ahora nos ocupa, tiene a la figura del superhéroe sin poderes como el eje central de la historia. No es que ‘Super’ nos descubra nada nuevo, ya que el cine ha tenido varios acercamientos, siendo ‘El protegido’ y ‘Kick ass’ (sí, soy consciente de que esta última también toma un cómic como base. De hecho, el cómic es infinitamente mejor que su versión cinematográfica) los casos más destacados. Sin embargo, ‘Super’ apuesta abiertamente por un tono de comedia que coquetea en ocasiones con la parodia, pero evitando en todo momento caer en ello con constances virajes hacia el humor negro. También desmonta varios aspectos discutibles sobre la figura del superhéroe como lo discutible de sus motivaciones (¿Qué pasaría si un superhéroe es tan estricto que castiga cualquier tipo de mal acción?), lo excesivo de sus métodos (¿Cuál es el castigo más adecuado para alguien cuya afrenta ha sido colarse en una larga cola?) o lo raro que puede resultar la figura del acompañante (no han sido pocos los comentarios a lo largo del tiempo sobre una presunta relación sexual entre Batman y Robin), pero nunca llega a apostar del todo por esa vía. Y, por último, el gore es algo habitual en ‘Super’, lo cual da cierta sensación de incomodidad a algunas escenas, ya que aquí no se utiliza como una forma de exageración tal y como sucedía en ‘Kick ass’, sino que busca reforzar la vertiente realista de la historia. Y es que ‘Super’ es un cóctel extraño de elementos bajo la batuta de un James Gunn que no termina de saber qué hacer exactamente en la película. Es una comedia gore realista, pero esos tres elementos nunca terminan de encontrar un equilibrio, siendo éste el principal problema de la película.

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