Crónica En Vivo Getafe: un festival para comer polvo

8, 9 Y 10 DE SEPTIEMBRE



Ni Toy Dolls, ni Rosendo, ni O'Funk'illo, ni Offspring, ni nadie. El protagonista del En Vivo Getafe 2011 ha sido el polvo. El primer día, o sea, el jueves, el suelo estaba cubierto por una lona. El sábado, esa lona ya no existía. Por lo que el aire era, básicamente, marrón. Y ver a personas con mascarillas lo más común del mundo. (Os cuento esto para que os pongáis en situación al leer el resto de la crónica y os imaginéis todos los conciertos con una ligera neblina).

En general el jueves fue un día más de aproximación y reconocimiento del terreno que de grandes conciertos. Eso sí, todos los fieles de Los Suaves y Mago de Öz estaban allí. A Yosi, el cantante de Los Suaves, lo tuvieron que sacar a rastras del escenario cuando intentó desnudarse delante de los asistentes. Para alivio general, no lo consiguió.

El viernes, por fin, llego la actividad festivalera como quien dice. Y se notaba en la gente. Con un escenario más en activo, casi se duplicó la asistencia del día anterior. No vimos ningún concierto de los que se celebraban en el escenario 3, el dedicado al rap. Así que, sintiéndolo mucho, no podemos criticar.

Los ganadores absolutos de la jornada (y casi del festival) fueron Los Mojinos Escozios. El Sevilla hizo su habitual entrada triunfal a lo Mick Jagger a ritmo de Que bueno que estoy y dieron una lección de que el buen rock y la diversión no están reñidos. Muy entregados con el público, todos coreaban Las niñas del colegio de la Salle como si hubiesen estudiado allí.

Por su parte, Rosendo dio un concierto muy correcto. Sin grandes espectacularidades (ya tenemos una edad), pero a gusto de los fans. Los que sí decepcionaron un poco fueron The Specials que no lograron enganchar a los asistentes e incluso resultaron un poco aburridos. Ni el momento de Rudy, A Message to You consiguió despertar la adrenalina de los allí presentes.

Y llegó el momento esperado de la noche: Toy Dolls pusieron a bailar a todo el mundo. Y a levantar polvo, claro está. El punk de los británicos gustó a los que les conocían y también a los no iniciados. Divertido es poco. Y la cosa siguió con Los Delinqüentes y O'Funk'illo

El sábado fue el gran día. Lleno absoluto del festival. Todos los escenarios abarrotados. Empezamos la tarde a ritmo de Celtas Cortos, un grupo que en directo suena muy muy bien por el alarde instrumental que hacen. Lo malo es que el cantante, Jesús Cifuentes, se empeña en hacer gorgoritos a lo Shakira, una tendencia que aumenta según avanza el concierto.

Después llegó Sôber, cuyo concierto estaba lleno. En parte, por sus propios fans; en parte, por la gente que guardaba su sitio para el concierto de Offspring que iba tener en escenario adyacente. Pero por mucho que se guardase sitio para el concierto de los californianos, el espacio vital quedó reducido a lo que ocupa un cuerpo humano pero sin perímetro de seguridad alrededor. Tanto es así, que durante el concierto hubo momentos de serio peligro de avalancha.

Cuando The Offspring hicieron su entrada en el escenario con All i want la gente se volvió loca. Porque aunque en los DNIs de los asistentes dijese que tenían entre 20 y 27 años la realidad es que por poco más de una hora todos teníamos 15 otra vez.

La banda se mantuvo dentro de su zona de confort, es cierto. Sin grandes entregas pero sin ser bordes. Las canciones duraban lo que duran en un disco, ni más ni menos. Pero eso no importaba a los allí presentes que llevaban 3 días de festival acumulando adrenalina. La canción más cantada fue The Kids Aren't Alright, no porque fuese la preferida de todos, sino porque esos coros que rezan Oooohhh hacen que se pueda cantar sin dejar ver el nivel chapucero de inglés. Algunos medios han marcado el concierto como aburrido, pero la emoción de los asistentes hace imposible que pueda definirse como tal.

Por su parte, la organización dejó un poco que desear: caótica la entrada y la salida; no olvidemos el dichoso polvo; coches aparcados correctamente en la puerta que la grúa hacía desaparecer porque se habían sobrepasado las previsiones de asistencia. Un toque de atención a algo de lo que nos hemos enterado: un miembro del personal de seguridad agredió a uno de los asistentes propinándole un codazo en el cuello que le hizo pasar el resto de la noche en el hospital. Eso nos parece vergonzoso.

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