Crítica de Mother!, la pesadilla definitiva de Jennifer Lawrence

Darren Aronofsky tiene buen ojo. Durante su época boyante se paseaba del brazo de su musa Rachel Weisz y ahora lo hace de la nueva, Jennifer Lawrence, lo más luminoso de una película maligna que irradia oscuridad, locura y maldad a unos niveles difícilmente imaginables en las multisalas.

Mother! es la película más ridícula, ambiciosa, hipnótica y mejor rodada de su carrera. Olvídate de los excesos de Réquiem por un sueño o The Fountain: solo eran ejercicios de calentamiento.

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Mother! es una película muy difícil de recomendar. Cuando más agradable resulta (si es que se puede usar ese término en esta película), es porque va de cara y sin miedo al ridículo.

Aronofsky tira del talento de tres pilares inamovibles: la fotografía de Matthew Libatique y las portentosas interpretaciones de Javier Bardem y Jennifer Lawrence, que borda el que es sin duda el mejor papel de su carrera.

¿La banda sonora? Pues ahora mismo te diría que no tiene música. Es posible que la película de Darren Aronofsky no tenga banda sonora. Así es esto. Esto es la antipelícula definitiva y seria candidata a film más odiado del año.

Y eso es bueno. Es muy bueno.

Si a propósito de Twin Peaks no podíamos dejar de hablar de lo que es la libertad en un autor, la carta blanca para plasmar toda la mierda de su cerebro en la pantalla sin cortapisas, aquí estamos ante lo mismo, otro tipo con un exquisito gusto a la hora de encuadrar pesadillas que no dista mucho de otros colegas de gremio, solo que, en realidad, sigue siendo bastante tosco a la hora de plasmarlo. Podríamos decir que estamos ante el Zack Snyder artístico, y si en realidad hay momentos de garrulez que nos remiten al (es)forzado trabajo a la Hitchcock de Robert Zemeckis en What Lies Beneath (puede que por aquello de contar con Michelle Pfeiffer), cuando el director se desata y se quita el airbag, ay madre, la que se lía aquí.

Un excelente ejemplo de película que no recomendaría a nadie pero que necesito volver a ver cuanto antes. Aunque no quiera.