Doctor Who y el Mito Anti-Belicista
Doctor Who procede como exponente del valor alegórico de la ficción actual.
Los mitos y las leyendas surgieron de las estrellas dormidas en la conciencia del ser humano para poder dar razón a lo imposible, una explicación a través de la narración simbólica de lo inaudito que habita en el universo, pero también con un valor moralista por tal de guiar al hombre en su camino. El bien y el mal, la vida y la muerte, eran motivos constantes en aquellos relatos y siguen siéndolo, a día de hoy, en la ficción.
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Es esta ficción que disfrutamos a través del arte cinematográfico o literario la que se presente como una mitología popular. Los superhéroes del cómic eran los semidioses que vivían grandes hazañas en los mitos pretéritos. No podemos minusvalorar su trascendencia en nuestra educación, su poder para transmitir valores. El poder de la responsabilidad, el no temer ni odiar a quien es diferente, son algunos de los mensajes que sirven para ejemplificar qué quiero decir y que podemos encontrar en los cómics publicados por Marvel.
En lo que respecta a Doctor Who, la longeva serie británica ha servido para explorar la tragedia de la guerra a través de su para algunos ingenua aproximación a la ciencia ficción. Que nos os engañe su tono naïf y desenfadado, es un recurso necesario para hacer de esta ficción accesible a todos los estratos de la sociedad, mediante esa estética de serie B aborda las grandes y pequeñas tragedias de la humanidad; pasiones desgarradas, el pesar de la perdida y toda clase de conflictos sociales.
Ha sido en la novena temporada, en su octavo episodio, cuando la alegoría se volvió explícita en un discurso pronunciado por el preciado Doctor y que guarda un trasfondo dramático sólo conocido por el aficionado pero cuyas palabras, el mensaje que forman, puede ser sentido por todo aquel que no carezca de una pizca de humanidad. Aunque sea alienígena. Y puede que hoy, más que nunca, sea necesario recordarlo. Os dejamos el vídeo para que podáis contemplar dicho momento.
De este modo, Doctor Who se reafirma como exponente del valor alegórico de la ficción actual.
