Crónica de un sábado cósmico en el FIB 2015

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blur fib 2015

Crónica de un sábado cósmico en el FIB 2015. ¿El FIB más FIB de todos los tiempos?

Volvíamos al FIB, al Festival Internacional de Benicassim, bandera de los festivales nacionales desde hace más de 20 años. Volvíamos tras un paréntesis de algunos años, ya curtidos y agrietados por las luces de neón de una vida tras los barrotes de una oficina. 

Y si bien el FIB había evolucionado junto a nosotros, al recordarlo, era inevitable pensar en los últimos 90, primeros 2000, cuando nos dejó cicatrices luminosas complicadas de borrar, como fiesta máxima de una generación indie que, por más gilipolleces que se puedan decir y escribir, supuso una revitalización del pop internacional y, particularmente, un salto de madurez enorme para la música española.

Por lo que ir al FIB a ver a Los Planetas y a Blur (máximos exponentes nacionales e internacionales de aquella generación), era un ejercicio de añoranza máxima y de reivindicación de un momento y un sonido que marcó quienes somos.

 

Nada más llegar, tocó Hinds

La casi omnipresencia de esta banda madrileña en todos los festivales veraniegos no es casual. Su estilo es fresco, tienen fuerza y esa agradable sensación de que tienen mucho que crecer hasta tocar techo, lo más complicado siempre, que es un sonido propio, ya lo tienen. Y es un sonido bueno del que quieres más. 

Go, Hinds, Go!

 

Y, tras ellos, pequeña excursión al escenario grande a ver la que estuviesen liando Kaiser Chiefs.

Solo unas líneas más arriba hemos hablado sobre la dificultad histórica de alcanzar un sonido propio. Por lo que me resulta casi imposible de entender cómo una banda que lo consigue, deja que se le pierda por el camino.

¿Es una sucesión de apuestas fallidas o una falta de claridad mental lo que ha llevado a Kaiser Chiefs a perder el sello propio que tenían en sus primeros discos?

Y no es que Ricky Wilson no intente venderse como la banda más animada del planeta en speeches con la energía de un show de wrestling, es que la música carece de la continuidad suficiente como para que se pueda asumir como producto en sí mismo. 

Cuando una canción que suena a Bon Jovi se ve precedida a algo que suena a The Clash y seguida por lo que parece un descarte de Suede... Pues mal vamos salvo que te sepas muy bien el camino de vuelta. 

Eso sí, los temas de aquel maravilloso 'Employment' siguen funcionando igual de bien que siempre. Dejando un pequeño hueco de esperanza a que Kaiser Chiefs vuelva a sonar a Kaiser Chiefs algún día. 

cultture fib 2015 

Tras ellos, sin cambiar de escenario (excluyendo la visita de rigor a la barra a recargar combustible), avanzamos sin movernos del sitio a música de y para mayores. A la música grande, inmensa de Los Planetas.

No es que no seamos suficientemente objetivos con Los Planetas, es que no lo somos en absoluto ni queremos serlo, porque la música de estos cabrones se siente. Parte de la tierra en la que clavas tus raíces y del abono en el que se mezclan lo que adoras y lo que no te gusta tanto de ti mismo y de lo que te rodea.

Los Planetas es la mejor banda que ha tenido este desequilibrado país, la única duda es si el día del concierto de turno están por querer conectar con las miles de cabezas que hayan ido a verles.

Si, como en este caso, lo están, es el FIB y combinan su apuesta de sonido actual (siempre sin perder lo que les hace Los Planetas, Kaiser Chiefs) con temas de 'Una Semana en el Motor de un Autobús' y 'Encuentros con Entidades', acompañados de una propuesta visual tan conseguida como llena de guiños a sus legión de fanes de toda la vida pues... CATACLISMO PLANETARIO.

Blur fue la noche, pero, para un servidor, el mejor concierto en el FIB 2015 lo dieron Los Planetas. Incluyendo entre ellos a un Gaizka Mendieta decidido a materializarse para cerrar un círculo elíptico y orbital. 

Tuve la suerte de conoceros y emborracharme con vosotros hace más de 10 años y, con un montón de espacio-tiempo de por medio, seguís siendo enormes, cojones.

 

Vale, solo quedaba Blur. SOLO.

Para muchos como yo, Blur no es solo una banda, sino un vehículo en el que nos movimos por toda una generación musical, frotando sus cristales empañados para poder ver el paisaje de lo que nos iba dando nuestra vida. 

Y no lo habíamos visto en concierto nunca. Imperdonable. 

Uno también puede pensar que verlo ahora mola, pero que no sería lo mismo que haberlos disfrutado en el 98 y blah-blah. Y si uno pensase eso, estaría haciendo interiormente el gilipollas, porque Damon Albarn está igual de vivo que siempre y es más consciente que nunca. 

No solo ha dado un último disco de Blur absolutamente maravilloso, sino que su proyecto en solitario es igual de bueno (¿estuvimos ante un brillante homenaje a David Bowie?) y se anuncia un regreso de Gorillaz a la plena actividad. 

¿Quieres talento y genialidad? Un Damon Albarn tiene lo que necesitas, tanto como para reventarte la cabeza y ha ido cocinándolo sin prisa pero sin pausa durante décadas.

En el concierto de Blur hubo ocasión de disfrutar de sus éxitos más míticos y de asistir a la obra progresiva de un arquitecto que sabe perfectamente de su evolución y del funcionamiento de esa máquina celestial que es Blur y su sonido.

Una perfección incuestionable que deja a la banda en, probablemente, el mejor momento para disfrutarla en concierto.

Ah, bueno, quizás tendría que haber empezado diciendo que acabaron con 'The Universal'. Ahí se hubiese comprendido TODO mejor y me podría haber ahorrado tan insuficiente como excesivo discurso. 

 

Y así, con 'Segundo Premio' y 'The Universal' astilladas en nuestros lacrimales y la cabeza redonda de un esquimal absorto susurrándonos un contundente 'te lo dije' en el rabillo del ojo, nos pusimos de camino al hotel, que ya estamos mayores y, por eso mismo, disfrutamos como nadie de un FIB que consciente de si mismo y de su papel como icono generacional, quizás, fuese más FIB que nunca

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